25 noviembre 2008

LA SIERRA DE BERNIA Y CALLOSA

Días atrás,  Juanjo publicó un artículo sobre Callosa y la Sierra Bernia.
Rebuscando en mis fotos viejas, he encontrado algunas que merecen unos comentarios.
Cuenta mi madre, Magdalena Oca, que de pequeña veraneaba en Callosa, en compañía del tío Ramón Oca, sus hijos y alguna persona de apoyo .
En aquellos años, era normal pasar el día en los multiples rincones maravillosos que rodean dicha población (si la encuentro, publicaré una foto de mi madre, siendo niña, en la fuente del Fuerte de Bernia)
¡Imaginar Callosa en el año 1924 ó 25!

 Magdalena Oca, en 1924, en la Sierra de Bernia, tal y como se conserva la fotografía hoy en día. Ella es la niña de negro
Burros-Taxi en el Algar; década de los 60
Subieron andando desde Callosa D´en Sarrià. Pasaron por las Fuentes del Algar y continuaron hacia arriba. Cuenta Magdalena, emocionada, que un aguila les sobrevoló. Era una sencilla niña urbana que vivía una gran aventura. Comieron tortilla de patatas en la fuente y volvieron al pueblo.

Bajo la Capilla, el Refugio. El de la puerta es Miguel Ángel Pérez Oca

El tío Ramón alquilaba, junto al teatro, varias habitaciones. Y desde allí, exploraban. Cosas de otra epoca.
De una de las habitaciones, abriendo una ventana, se accedía a lo alto del Teatro, ¡desde dentro del mismo y sin salir de la pensión!. Desde allí veían películas, obras de teatro, actuaciónes... En verano, se cuidaba
la llegada de los veraneantes con una programación específica.
Poco despues, un hermano de mi madre, Eusebio Oca, obtuvo la plaza de maestro de escuela en Bolulla. Allí nacieron sus dos hijos, Arturo y Conchita. Murió joven. Desde su marcha al pequeño pueblo hasta hoy, hemos mantenido contacto con algunos alumnos del tío: los ríos, las fuentes, las montañas, la comida, los pueblos vecinos, entre ellos Callosa, eran visitados por mis familiares y por mí mismo con bastante frecuencia.
Hoy, los coches y las nuevas pistas, nos dirigen con mayor comodidad a las zonas antes abruptas y distantes. No era extraño alquilar un par de burros en Callosa para acampar dos o tres noches en las ruinas del Fort de Bernia.

EL FORT, EL REFUGIO Y LA CAPILLA DE SAN BERNARDO
Capilla de San Bernardo. De pie, Miguel Ángel Pérez Oca

Grabado de San Bernardo.

Interior de la Capilla

Para hablar de este rincón, voy a tomar prestadas las palabras del libro "50 ANIVERSARIO DEL CENTRO EXCURSIONISTA DE ALICANTE": fueron Carlos Pacheco y Salvador Bou, presidente y tesorero del C.E.A. respectivamente, junto con otros socios del club a rehabilitar en los años 60 en la Sierra de Bernia, los restos de una antigua dependencia perteneciente a las ruinas del fuerte de esta montaña. Esta vetusta edificación militar fue construida por Felipe II en 1565 y mandada derruir 47 años más tarde, en 1612, una vez que fueron sofocadas las revueltas de los moriscos y consumada su expulsión".
Junto al pequeño refugio, a 1.100 mts. de altura, se construyó una capilla dedicada a San Bernardo, patrón de los montañeros, como acción de gracias por salvar la vida tras unpeligroso accidente, a nuestro compañero José Luis Lloret Papi, cuando practicaba escalada en la Sierra de Fontcalent.
Ambas construcciones fueron inauguradas en junio de 1963, oficiandose una misa de campaña por parte del párroco de Altea la Vieja, don Juan Bertomeu. Al acto asistieron más de 400 personas venidas de toda la provincia.
El vandalismo de algún que otro indeseable acabó, primero con el altar, desapareciendo la tabla diseñada por Miguel Ángel Pérez Oca y grabada por Jesús Gavalda. El pequeño pero acogedor refugio se  fue llenando de basura y aparecieron las primeras goteras. Se reparó. Pero era más rápido el deterioro que el saneamiento. Hoy es una pequeña boveda humeda e inhospita.

Plano de Callosa, Bernia y alrededores

Sobre la sierra sólo comentar que es una maravilla el ascender a su cumbre de 1.126 metros sobre el nivel del mar. Evidentemente, el fuerte se encuentra a casi 900 metros. Su cresta asciende desde el norte y alcanza pronto su máxima altura. Es una perfecta atalaya en la que aún puede verse el resto del pequeño torreón en el que se refugiaban los soldados que hacían la guardia desde el privilegiado punto.
Desde aquí, la cresta desciende de forma afilada, camino del mar. Al llegar a lo que llamamos la uve doble, un collado separa en dos la larga cuerda de roca. Es en esta segunda parte donde encontramos otra maravilla: el Forat.

 Bernia desde el caserío

 Boca norte del forat

 Boca sur del forat; más de la mitad son extranjeros... ¡¡Bienvenidos!!

 La parte más estrecha

Mirando al Mar

Es un túnel de un metro de alto en su punto mínimo y de unos doce metros de largo. Su cara noreste es verde y en sus rocas crecen plantas trepadoras. Tras el paso, vemos una capilla Sixtina cuyo techo es el cielo
y el mar conformando una costa llena de colores. El brillo del sol refleja sobre las calas que van desde el Mascarat a Sierra Helada. El suelo firme está lleno de cicatrices por las que circulan vehículos a gran velocidad. De tan pequeños no parecen ni de juguete. 
Bloques de viviendas, urbanizaciones, chalets, campos, cauces, etc... comforman un puzzle que no deja de tener su encanto. Sobre todo cuando adivinamos la altiva torre de la iglesia de Altea.  
Tierra adentro y tras cambiar de vertiente, podemos recorrer la cara suroeste. Subidas y bajadas por caminos casi imperceptibles no llevan en un largo paseo, en el que no hay que despistarse. Un último repecho. El fuerte es visible desde la fuente. Antiguamente, en ella había un sapo. Aquello era señal de que el agua era potable.
Los viejos muros con forma de estrella de cuatro puntas están en ruinas. Unas bóvedas se mantienen de forma casi milagrosa y un algibe arruinado se situa en la parte trasera del conjunto. No se puede imaginar mejor mirador juanto al del Forat que este. 
Junto al edificio que conformó la capilla podemos descansar y mirar, absortos, un cúmulo de picos y mesetas que circunvalan los valles en que se asientan Alfaz del pí, La Nucia, Polop, Callosa, Bolulla, Tárbena.
El Puig Campana, El Leon Dormido de Gabriel Miró, el Ponoch y a su derecha el Contador, Aitana, Morro Blau, Serrella, etc... 
Picos, crestas, pueblos, personas..., sobre todo personas. Las encontramos en todos los caminos. Curiosamente en mi juventud, cuando era más joven que ahora, era dificil encontrar a alguien por aquellos caminos. Ahora, no. Guiris de todo el Planeta, vecinos de las comarcas del norte, oeste y sur, propios y extraños (si es que ahora hay extraños). 
Afortunadamente, vivimos en un mundo que se hace cada vez más pequeño. Es hermoso compartir un chorizo con un pan alemán, o un bote de cerveza checa con un trago de bota de vino. Siempre riendo y respirando. Es hermosa la soledad. Pero me alegra ver que aún podemos ofrecer a nuestros vecinos algún rincón tan bello como Callosa D´en Sarrià y sus alrededores. 
Y de comer ni hablamos. 
Hay para elegir.
Pero de eso, como de la parte de Bernia mas prçoxima almar, hablaremos otro día.

EUSEBIO PÉREZ OCA.

 
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