05 enero 2009

LA NUCIA: PEQUEÑO PUEBLO DE PINOS


Los primeros pobladores de esta zona vinieron atraídos por las frondosas tierras y los manantiales de agua situados sobre un promontorio. Era un enclave cerca del mar y la montaña, un cruce de caminos para acceder a las distintas vertientes del Valle de Guadalest.
Esta tierra recibió a fenicios, romanos y árabes, hasta que en el siglo XIII pasó al  Reino de Valencia, no sin antes mostrar resistencia con el caudillo Al-Azraq al frente. También padeció el asalto sistemático de los piratas berberiscos a lo largo de los siglos XVI y XVII, que utilizaban El Cautivador, que hoy da nombre a un paraje, para encarcelar o tener cautivos a los prisioneros de sus incursiones.

La Nucia, en la actualidad. Extraída de Mediatic Festival

En 1705, La Nucía se constituye como pueblo independiente, al emanciparse de la Baronía de Polop. A pesar de su tierra fértil, no bastó para asegurar el crecimiento demográfico del siglo XIX, que obligó a emigrar a muchos jóvenes. En esa búsqueda de trabajo por  Filipinas, los Estados Unidos, Argentina o Argelia, los nucieros demostraron ser hábiles en profesiones como la cantería y la charcutería.
Hoy, la Nucia destaca por su sentido de la acogida. Así lo viven numerosas familias de otras regiones españolas y de muchas naciones extranjeras que buscan aquí una vivienda como segunda residencia o para habitarla durante largas temporadas cada año.

Iglesia Parroquial, dedicada a la Inmaculada Concepción, se construyó a lo largo del siglo XVIII.
Su territorio municipal es un manto verde de pinos y frutales que recorre una serie de pequeñas elevaciones de terrenos o "tossalets". Las sierras de Aixortá y Aitana la protegen de los fríos vientos del norte (su temperatura media anual es de 15º).
Los domingos por la mañana, una fila de varios kilómetros de vendedores de objetos usados constituyen uno de los rastrillos más curiosos de toda la provincia. Es un buen momento para recorrer el pueblo, visitar su lavadero, y admirar la tranquilidad de sus viejas costumbres.

            Ermita de San Rafael, de paredes encaladas y aristas pétreas, un lugar de devoción y de peregrinaje en romería.

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