MIS RECUERDOS DEL "BARRIO"

Hace unos días, mirando viejos negativos, encontré algunas fotografías del casco antiguo de Alicante realizadas en el año 1986, al verlas me vinieron recuerdos y anécdotas de entonces.

Entrando al “barrio” desde la Rambla por la calle San Isidro, te encontrabas con el kiosco de “El Zapatero”, donde te atendía Pepe un hombre de carácter, a quien solíamos comprar frutos secos y algún Fortuna suelto, mientras, nos comentaba como iba esa temporada el Hércules, aunque esto no nos interesara mucho.

A escasos metros “El Coscorrón”, donde cualquiera que entrara en su día recordara el porque de este nombre tan singular. Luego nos acercábamos al “Puerta de Hierro” o al “Rincón Bohemio”, “Yerbeta”, “13 Cotinos”, “Ornitorrinco”, etc., cada uno con su propia personalidad, su música, su ambiente y su gente.

Un espacio aparte ocupaba “El Forat”, una vez que atravesabas al puerta entrabas en otro mundo, justo encima de la entrada un proyector de diapositivas que sin parar nos mostraba imágenes picantes. Recuerdo unas de jóvenes semi-desnudos en el Cabo de las Huertas, que hoy en día con lo que se ve por Internet serian toleradas para todos los públicos. Una decoración recargada de tules, santos, una iluminación eclesiástica y alguna anécdota que la prudencia de mis años me evita contar.

En la parte alta del barrio, camino de los Pozos de Garrigos, estaba el bar “El Loro” su dueño era André, un ex-paracaidista francés combatiente en la batalla de Dien Bien Fu en Indochina, cuyos relatos y anécdotas escuchábamos con la boca abierta y que degradaban al mismo John Rambo a soldado raso.

Reunidos al fondo de la barra, donde André almacenaba los barriles de cerveza, pasábamos un par de horas charlando, riéndonos y planificando alguna acampada en Tabarca.

La Semana Santa marcaba un punto y aparte en el Barrio, todo se transformaba, la bajada del Cristo Cautivo desde la Ermita de Santa Cruz congregaba a multitud de personas, luego en Mayo las Cruces. Todo el barrio se engalanaba de flores dando la bienvenida al verano, donde por las noches no cabía un alfiler por sus calles.

No fui un gran asiduo del Barrio, pero los recuerdos que guardo de entonces, siempre quedarán en mi memoria.

Textos y fotografías:

José M. Deltell