25 agosto 2009

LA RUTINA DE MANTENER EL MOTOR EN MARCHA INNECESARIAMENTE


A los conductores de autobús de Alicante y San Vicente del Raspeig.

Me imagino que si muchos españoles no cambiamos esa costumbre tan dañina de detener varios minutos el automóvil, autobús, moto, camión, etc., pero sin parar el motor, algún día las autoridades habrán de sancionar esa acción tan inútil como perniciosa de cara a la salud de las personas y de efectos perjudiciales en lo tocante al calentamiento global de nuestro planeta.

Muestro algunos ejemplos reales de esa práctica muy mal vista en otros países de Europa, mas desgraciadamente tolerada en España:

Hace unos días, me hallo en una cola a la espera de un autobús en la Estación de Autobuses de Alicante. Se detiene uno que viene de Santa Pola (de la empresa autocares Baile) y el conductor deja el motor en marcha, sale del vehículo, cierra las puertas y tarda unos veinte minutos en volver. Entre el calor veraniego y el tufo del humo del autocar, imagínense lo molestos que estábamos los que permanecíamos a la espera cerca del tubo de escape. Este malsano hábito no tiene relación con conservar el aire frío o caliente del autobús; pues he notado que lo mismo lo practican incluso en primavera o en otoño, cuando ni se suele utilizar la calefacción ni la refrigeración.

Otro caso tan habitual como poco lúcido es cuando observas esta acción u otra similar. Un joven acude en un coche a recoger a su novia, aunque ésta viva cerca de su casa y sea torpe presentarse motorizado. Llega al número de la finca, sube el vehículo a la acera, lo detiene y deja el motor en marcha. Llama por el móvil a su querida, aunque a unos tres metros dispone del interfono en el portal. Y a veces espera estoicamente y con el motor en marcha hasta 30 minutos a que acabe de acicalarse la dama. En una ocasión, hasta me pareció el colmo de la necedad: un joven le hace una señal a otro por detrás del vehículo de éste; sale del coche el conductor y permanecen ambos de charlotada un cuarto de hora detrás del coche, respirando las emisiones nocivas que provoca el automóvil de uno de ellos. ¿Será que les proporciona placer el ruido y el humo o más bien que algunos no piensan en absoluto lo que hacen?

El colmo resulta cuando algunos conductores detienen el vehículo y se alejan de él con el motor encendido y las llaves puestas. ¿De qué se quejan cuando se los roban, si ellos mismos proporcionan tantas facilidades?

El problema reside en un razonamiento en exceso equivocado: muchos españoles creen tácitamente que debido a que tienen suficiente dinero o estatus social, por ello mismo no han de apagar el motor de su automóvil cuando se precisa, no deben utilizar el autobús urbano pues su posición y su cochazo no se lo permite, etc. Supongo que habríamos de aprender de la actitud más sabia y ecológica de holandeses, suecos, finlandeses, etc., pues muchos de ellos piensan que su mayor concienciación ecológica y nivel cultural se traduce en utilizar para distancias cortas la bicicleta, reducir el uso del transporte privado y servirse más del público. Además de no contaminar el ambiente, al dirigirse en bicicleta al trabajo, de recreo, etc., ya practican diariamente el ejercicio que necesita su corazón para encontrarse en forma, no ser obesos y no tener ni triglicéridos ni colesterol. ¿Para cuándo adoptaremos las medidas de nuestros compatriotas europeos un tanto más avanzados ecológicamente que nosotros?

RAIUMUNDO MONTERO
Profesor de Filosofía.

 
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