21 septiembre 2009

"SER ALICANTINO DUELE... ¡¡EN EL MÁS ALLÁ!!": D. EMILIO VARELA ISABEL


                     
"Esta campaña está dedicada a todos los alicantinos que han pasado a mejor vida. Y a los que aún están por ahí abajo y que con el paso del tiempo, obviamente y sin exclusión, irán a hacerles una alegre visita"
                         
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Para informarte y participar en la Campaña de Concienciación Ciudadana "SER ALICANTINO DUELE... ¡¡EN EL MÁS ALLÁ!!", visita ESTE enlace de la Asociación Cultural Alicante Vivo

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              Autoretrato de Emilio Varela
          
"Emilio, de personalidad tan compleja, con escasa confianza en sí mismo, de carácter introvertido y asustadizo, quizás por su timidez o por sus limitaciones, estuvo rodeado siempre de su familia y de numerosos y buenos amigos, que le apoyaban y animaban para que siguiera pintando.Como seguiremos haciendo desde aquí o desde cualquier otro sitio, los que como en mi caso trabajamos en el empeño de que, tanto su figura como su obra, no sea olvidada. Quiero con este artículo, rendirle un cariñoso y particular homenaje a mi tío-abuelo"
(Encarnación Varela. Texto para la Barraca Marxa Damunt de Tot. 2009)

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LA CURIOSIDAD

Estudio del pintor Adelardo Parrilla, discípulo de Lorenzo Casanova. Extraída de la web "Mundo Cultural Hispano"

El gran pintor D. Lorenzo Casanova Ruiz, alicantino de adopción nacido en Alcoi el día 14 de marzo de 1844 (justo unos días después de que Pantaleón Boné y sus "mártires" fueran asesinados en el Malecón de Alicante), siempre fue un hombre enfermizo, introvertido, serio y bondadoso. Se cuenta que con la ayuda y patrocinio de la Diputación Provincial, creó la Academia de Casanova en nuestra ciudad, uno de los centros culturales más importantes de nuestra historia. Allí se reunió una nómina amplia de discípulos y amigos, entre los que estaba D. Adelardo Parrilla, D. Vicente y Daniel Bañuls,  y, como no, Don Emilio Varela Isabel. Aunque el joven Emilio coincidio cierto tiempo con Adelardo Parrilla (Parrilla fue el sucesor en la Academia cuando el maestro Casanova falleció en 1900), lo cierto es que su verdadero mentor fue D. Lorenzo Pericás y D. Joaquín Sorolla.
                  

Telegrama publicado en el "Heraldo de Alcoy", con fecha 25 de marzo de 1900. Acababa de morir Lorenzo Casanova
                        
Pero... ¿qué ocurrió con D. Emilio Varela Isabel para que aún hoy, 58 años después de su fallecimiento, no sólo no encontremos datos de su biografía, fotografías, museos a su nombre  o reproducciones de sus cuadros, a pesar de ser uno de los pintores alicantinos más destacados de su tiempo?

Manuel Baeza dijo de él: "la obra de Varela se define por su realismo mágico; esa etapa es la que expresa una delicada melancolía, un abandono del mundo exterior por u mundo interior más sensible, por una interiorización de su intimidad espiritual".
             
Cuenta su sobrina-nieta, Dña. Encarnación Varela Martínez, que su caracter retraído jugó en su contra y en la de su obra, velando su auténtica magnitud. Varela carece de un monumento en nuestra ciudad; precisamente el artista que captó como nadie las esencias y calidades del paisaje alicantino que tanto amaba: las montañas y los parajes de la Sierra de Aitana, los tonos azules de nuestro cielo, el mar de plata, los blancos y limpios pueblos, los almendros y los olivos... Y la ciudad, siempre vigilada y defendida por el Benacantil.
                                     
Su paleta no hacía más que mostrarnos su amor por la naturaleza, elemento motor de gran parte de su obra pictórica. En aquellos años de la década de los 20, Alicante era una ciudad dinámica con 63.000 habitantes. Una ciudad comercial y de servicios equipada con una gran oferta cultural: el Círculo de Bellas Artes, el Ateneo (Varela expuso sus cuadros allí en 1932; y gente de la talla de Figueras Pacheco, Rafael Altamira, Ramón Sijé o Miguel Hernandez, pronunciaron conferencias), la Sociedad Filarmónica o el Orfeón de Alicante.


 
 
 Diversas obras de D. Emilio Varela Isabel, en donde vemos la importancia del colorido
                                      
Dentro de su polifacetismo, Varela hizo incluso una breve incursión en el mundo de Les Fogueres de Sant Joan, donde dejó clara constancia de su arte en una creación efímera tan sencilla como primorosa, exquisita y atrayente. Sucedió en 1934. La información de la obra que nos ocupa viene recogida en el Expediente 24/34 de la colección conservada en el Archivo Municipal de Alicante. Parte de la hoy desaparecida Foguera Carmen-San Agustín-Santa Cruz (la entonces Foguera SANTA CRUZ) disfrutó de un monumento idea y obra de nuestro insigne Emilio Varela Isabel, que plasmó su buenhacer artístico en las lisas superficies de la foguera de Categoría B que tituló “Ensomi de bon alicantí”, que le haría merecedor, en esta su única aventura en el mundo de La Festa, del Primer Premio de la citada categoría, entonces remunerado con 750 pesetas. Es igualmente memorable la explicación en verso valenciano que de la citada foguera hiciera en el también premiado llibret, bajo el título “Romanç del bon alacantí”, otro insigne, Eduard Irles Garrigós, y que comenzaba de esta guisa:

“En tartaneta de fira
munta el bon alicantí.
Fragancies de mar y alfábega
embalsamen el matí...”


Fue plantada en la calle San Rafael “...ajustándose las medidas de esta proporcional a las dimensiones del trozo de la misma calle en la plazoleta y junto a la fuente”, según consta en la Solicitud de Plantà que firmara su Presidente, Marcelo Losada Soria, el 1 de junio de 1934, por lo que sus dimensiones serían notablemente reducidas. Este documento, en el que aparece una segunda firma que se lee Antonio Estañ, fue presentado en Registro, en la Secretaría del Ayuntamiento, y enviado a la Comisión de Fomento el 11 de junio, misma fecha en que quedaría aprobado. Tenía la particularidad de incluir una escena interior.

Se conserva un boceto en acuarela sobre cartulina de 47 x 33,5 centímetros, así como una breve memoria de este sencillo monumento, que explica que “...la cara anterior y las dos laterales están representadas por motivos, de fiestas y ferias a la antigua usanza, como son puestos de flores, frutas y juguetes y algunas otras alegorías propias de la tradición. La parte posterior está representada por el interior de un hogar netamente alicantino. En los basamentos no va motivo alguno, sino todo a un color”.


 
 
                     
Una personalidad tan compleja, con escasa confianza en sí mismo, precisaba del estímulo de sus amigos para seguir pintando. D. Emilio tenía muchos: Oscar Esplá, Gabriel Miró, Juan Vidal, José guardiola Ortiz o José Mingot (dueño de "La Decoradora", en donde compraba sus pinturas y lienzos). Ojalá la pintura de Varela siga viva entre nosotros muchos años... y que sea reconocida y estudiada por las nuevas generaciones de artistas. Su obra es el paradigma de una unión casi religiosa entre el artista y su entorno.
     
Y como buen ilustre de la "terreta", está totalmente olvidado.

Ser alicantino duele... ¡¡en el más allá!!
     
EL PERSONAJE



El 6 de noviembre del 2009  se cumplirán 122 años del nacimiento del genial pintor alicantino D. Emilio Varela Isabel,  una de las personalidades claves de la cultura alicantina del siglo XX y, sin duda, el mejor pintor de su época.
                 
Aunque es cierto que un gran artista nunca muere (se inmortaliza, a través del arte que deja plasmado en sus creaciones), en el caso de Varela, desgraciada e injustamente, no sólo falleció fisicamente, sino que desapareció de la memoria colectiva dentro y  fuera de nuestra  Provincia.
       
Alicantino de nacimiento, nunca fue profeta en su tierra. Sólo ahora, casi seis décadas después de aquel fatídico día de reyes de 1.951, su perfil de pintor ha crecido y su obra se nos presenta en estos momentos como moderna y más actual que nunca. Sus cuadros son demandados en el mercado, alcanzando elevados precios que hasta al mismo artista habrían dejado confundido. Es imperdonable que su propia tierra continúe negándole la atención y el respeto que su obra y el recuerdo de su persona merecen, debiendo sentirse en deuda con el artista al que no se le supo comprender y valorar en vida.


Carrer Mitja Galta (hoy, Calle Barranquet)
                  
Coincidiendo con el 120 aniversario de su nacimiento, el Ayuntamiento de Alicante colocó una placa identificativa en el lugar donde nació, vivió y murió, a los 63 años de edad, ubicada en la calle Barón de Finestrat 43. La casa original ya no está. Se volvió a edificar con un estilo arquitectónico muy diferente al de la época vivida por Varela; seguramente,  dejaría aturdido al pintor hoy en día. Además,  se perdió una ocasión de oro para montar un museo de pintura en la misma, pero en aquel momento no primó el interés por parte de nuestros políticos y de las entidades financieras arraigadas en esta tierra, de defender y potenciar nuestra cultura alicantina.
          
D. Emilio Varela sigue siendo tan desconocido para el gran público, que seguramente muchos de nuestros lectores no sepan ni quién fue.

A comienzos de 1900, los padres del artísta se establecieron en nuestra capital, con sus seis hijos (cuatro chicos y dos chicas), siendo Emilio el primer Varela nacido en Alicante a pocos metros de distancia de la casa en la que, veintiún años antes, había nacido otro ilustre alicantino: D. Carlos Arniches.
                     

           
Regentaban una bodega en los bajos del mismo edificio en el que residían, la cual se comunicaba internamente con las estancias y formaban una familia modesta pero feliz.
                   
Cursó sus estudios en el Colegio la Educación, siendo el típico y normal alumno que destacaba sin esfuerzo en las materias que despertaban su interés (gramática, historia y dibujo) y que descuidaba totalmente aquellas asignaturas por las que no se sentía atraído. Al definirse claramente su vocación por la pintura, su padre le permitió matricularse en el mejor centro de enseñanza artística que había en la ciudad en aquella época,  la academia del famoso pintor alcoyano Lorenzo Casanova. Por ella pasaron un buen número de artistas locales, como D. Adelardo Parrilla, D. Heliodoro Guillén, D. Vicente Bañuls, D. Sebastián Cortés, D. Andrés Buforn y D. Lorenzo Pericás, entre otros.
             
Pero como ya hemos dicho al principio del artículo, D. Lorenzo Casanova murió en 1900 y la dirección de la academia pasó a Adelardo Parrilla, uno de los más aventajados discípulos. Contrariamente a lo que se cree, Varela no prosiguió sus estudioscon Adelardo Parrilla, sino con D.  Lorenzo Pericás. De él recibió las más continuadas lecciones de dibujo y perspectiva, y los más útiles consejos en cuanto al adecuado empleo de los materiales de pintura, no sólo con miras a la obtención de las calidades pictóricas sino a la mejor conservación de los cuadros.


Homenaje de los intelectuales alicantinos a D. Emilio Varela
                
Paralelamente a las clases que recibía de Pericás, Varela fue ampliando sus conocimientos literarios, aunque de forma anarquizante. Orientado por sus amigos del Ateneo Científico Literario y Artístico o dejándose llevar por su propio instinto para descubrir nuevos autores, fue profundizando en los campos de la novela, la poesía, la crítica y el ensayo. La lectura de libros y de revistas de arte se le fue haciendo cada vez más necesaria.
                    
Fueron tanto su creciente formación cultural como su sensibilidad artística y su talento natural, los que no iban a tardar en granjearle la amistad de los intelectuales alicantinos de esa época, muchos de ellos nacidos en un medio social superior al suyo. Entre ellos. el escultor D. Vicente Bañuls Aracil, quien aconsejó a Varela la ida a Madrid para ampliar estudios con Joaquín Sorolla.

En 1900,  Sorolla visita Alicante dejando en la ciudad buenos amigos, entre ellos el citado Bañuls,  interesándose por la pintura local y emitiendo un juicio muy favorable sobre algunos de los trabajos que había visto de Varela.

Bañuls, que creía ciegamente en las condiciones artísticas del joven Varela, no solamente influyó en el ánimo del padre de Emilio para convencerlo de que su hijo debía marchar a estudiar a Madrid, a pesar del sacrificio económico que suponía, sino que fue el firmante de la carta de presentación de Emilio a Sorolla.

                                                

Placa conmemorativa en el lugar de nacimiento de D. Emilio Varela. En el centro de la imágen, Dña. Encarnación Varela y, a su derecha, D. Miguel Valor Peidro

                                       
Varela tuvo la inmensa suerte de encontrarse con el Sorolla de los mejores momentos y, por esto, su encuentro con él tuvo un carácter decisivo. En Madrid, el primer impacto, artísticamente hablando, lo recibió Emilio en sus frecuentes visitas al Prado, en donde no sabía que admirar más, si a Velázquez, a Goya, a Zurbarán, o a El Greco, pero las sorpresas que le reservaba Madrid no habían terminado. Su forma de ser, delicada y prudente, hizo que cayera muy bien en el seno de aquel unido hogar de los Sorolla. Tanto el matrimonio como sus hijos, jamás lo consideraron como a un alumno más, sino como a un verdadero miembro de la familia al que afectuosamente llamaban Varelita o Emiliet.
                                               
Iniciado por él en los secretos del impresionismo, Varela aprendió a ver en el sol, en la luz, en el agua y en los objetos una dinámica nueva; a reparar en los reflejos cambiantes e instantáneos de las cosas y a valorar su color local como jamás antes hubiera podido hacerlo. Junto a Sorolla, Varela aprendió también que el pintor debe permanecer inactivo el menor tiempo posible, debiendo de ejercitar siempre sus manos aunque sea pintando sobre un trozo de cartón o en el reverso de la tapa de una caja de puros.

La costumbre de pintar al óleo sobre cartón jamás abandonaría a Emilio hasta su muerte. A veces, pintaría sobre los cartones por delante y por detrás. Las calidades mates y resecas, propias del embebido del aceite por el cartón, sus tonalidades suaves y ligeramente veladas, despertarían vívamente su interés, hasta el extremo de que muchos de estos cartones se cuentan entre lo mejor de su producción.

D. Vicente Bañuls no se había equivocado. De la facilidad que D. Emilio Varela poseía para la captación de los tonos, da prueba el hecho de que, en 1905, al acudir el padre de Emilio a ver a Sorolla en su visita a Alicante y preguntarle por los progresos de su hijo, Sorolla contestó simpática y socarronamente que "demasiados" y que Emilio le estaba "robando" el color.



El fin del aprendizaje de Varela con Sorolla llegó en 1907, al no poder el padre de Emilio seguir soportando por más tiempo el gasto que la estancia de su hijo en Madrid suponía, por lo que nuestro pintor solicitó ayuda económica de la Diputación alicantina. En este sentido, es de lamentar que esta Institución, que tan generosa había sido siempre en ayudar a los artistas, no pudiera apoyar en tan cruciales momentos a Emilio Varela.
                             




Oscar Esplá y Gabriel Miró
                  

En 1909, Varela entró en contacto con dos de las figuras más destacadas de la época:  D. Gabriel Miró y D. Oscar Esplá, un par de jóvenes amigos cuya silueta intelectual por momentos se estaba agrandando. Juntos descubrieron un bello rincón de nuestra tierra, “La Sierra de Aitana”, al cual escaparon en numerosas ocasiones para disfrutar de la naturaleza y a la vez desconectar de la ciudad. Y así Aitana nació para la literatura, en 1910, bajo el topónimo figurado de "la Cumbrera", en "Las Cenizas del Cementerio". Pasaría a ser la protagonista de los lienzos de Varela en los años veinte y treinta. Y alcanzaría, finalmente, los honores de la obra sinfónica  de Oscar Esplá. Impresionado por la belleza del paisaje, Varela no intentaba reflejar la Sierra de una manera fiel, sino intuitivamente, en profundidad, liberando por medio del color su potencial poético, su atractivo dormido.
                        

Desde la inauguración del Ateneo de Alicante en el año 1923 hasta 1936, Emilio estuvo muy vinculado al mismo, siendo sus exposiciones individuales allí muy numerosas.

                                         

La tarde en que  Joaquín Sorolla hizo posible que Varela y Oscar Esplá se conocieran, Sorolla le comentó a éste último: “Este chico ve el color mejor que yo; será un pintor extraordinario”.



Acta de Defunción de D. Emilio Valera Isabel, cedida amablemente por el personal del Registro Civil Nº 1 de Alicante, según consta en el Tomo 00025_2, página 278V, de la Sección 3ª. En ella descubrimos los nombres de sus padres, su domicilio y las causas de su fallecimiento. 
                                

En 1928, con ocasión del estreno del ballet “El Contrabandista” de Oscar Esplá, éste consiguió que Varela le acompañara a la capital francesa durante dos semanas, pero el tumulto de París le aturdía y no pensaba más que en volver pronto a su tierra. A partir de este momento, sus cuadros parecen tener una clara influencia de Cézanne.

                                

En 1935 tras la muerte de uno de sus hermanos, empiezan sus primeras depresiones nerviosas que no le abandonarían hasta su muerte, y en plena guerra civil se traslada con sus hermanas a vivir a Muchamiel, regresando a Alicante una vez terminada la misma.



Desaparecidos muchos de sus amigos, su estado de ánimo se fue deteriorando y fue perdiendo progresivamente audición. Desorientado y falto de medios económicos perdió la fe en sí mismo y las ganas de exponer su obra, pintando en la mayoría de los casos por encargo. En 1950 volvió a encontrarse con su gran amigo Oscar Esplá, él cual le comunicó con alegría el encargo del director del Museo de Arte Moderno de París, Jean Cassou, que no era otro que la composición de dos cuadros con destino a dicho Museo. La noticia, lejos de satisfacer a Varela le produjo tal nerviosismo que con una convicción aterradora llego a responderle a su amigo: “Yo no sé pintar, ni sabré pintar nunca; mi vida no tiene razón de ser en este mundo”
              

A los pocos meses, el maestro murió.  


La obra de Varela tiene por si sola personalidad propia, transportándonos en el tiempo al lugar donde fue creada, permitiéndonos que podamos soñar y abstraernos del entorno que nos rodea en cada cuadro. Con un pincel y una paleta que semejan embrujados, él también supo dar vida y animación a los objetos y desentrañar el misterio poético que encierran las montañas, huertas y los paisajes de nuestra Provincia y, pudo sentirse deslumbrado por pequeños matices poéticos que a los demás pasaron inadvertidos, siendo capaz de descubrirnos tantas y tantas insospechadas bellezas en el paisaje cotidiano.
  
(ENCARNACIÓN VARELA MARTÍNEZ)





SU PANTEÓN

Mapa de localización del panteón  de D. Emilio Varela Isabel, según plano ofrecido por el personal del Cementerio Municipal (Pinchad en la imagen para ampliar)
              
 
 
                      

-Su panteón tiene el número 249 y está ubicado en la Calle Santa Brígida del Cementerio Municipal de Alicante.


-Es propiedad, entre otras personas, de Dña. Encarnación y D. Santiago Varela, descendientes del ilustre pintor.

                   

-En el panteón familiar también están enterrados sus hermanos Joaquín (15-11-1938), Cármen (10-12-1978), Clotilde (01-01-1979) y Francisco (18-12-1937), amén de otros familiares.
         

-D. Emilio Varela Isabel tiene calle en el barrio de Rabassa. Se rotuló el 30 de abril de 1955, y el presbítero D. Gonzalo Vidal Tur no encontró grandes loas para definirle en su callejero. No tiene ningún busto ni monumento en Alicante, para que pueda ser recordado por sus paisanos y las generaciones venideras


-El acceso directo a la obra de D. Emilio se va haciendo cada día más difícil, por lo que sería urgente la realización de la catalogación de la misma, pues la propiedad de los cuadros, irremediablemente, va pasando con el tiempo de padres a hijos y muchos de éstos se marchan a vivir fuera de Alicante e incluso de España. Otros por necesidades económicas se desprenden de ellos, con lo que sus pinturas muchas veces, incontroladas y no siempre bien conservadas, amenazan con perderse.



 
 
 


Todos los datos sobre la ubicación y propiedad de la tumba han sido facilitados amablemente por el personal del Cementerio Municipal de Alicante, al no existir sobre ellos ningún tipo de confidencialidad o restricción.  También debemos dar las gracias a nuestro compañero Armando Parodi por sus interesantes datos sobre Les Fogueres de Sant Joan y al personal del Registro Civil de Alicante por su ayuda y rapidez a la hora de buscar las actas del pintor. Y, como no, a nuestra amiga Dña. Encarnación Varela Martinez, sobrina-nieta de D. Emilio, por su interés y lucha continuada en pro de la memoria del gran Varela ¡¡Muchas gracias por su colaboración!!
        
Si alguno de nuestros lectores puede facilitarnos más  información sobre él, puede ponerse en contacto con nosotros en esta dirección: 


JUAN JOSÉ AMORES y ALFREDO CAMPELLO         

                

Fuentes:
-Armando Parodi
-"Emilio Varela, su arte, su ciudad, sus amigos"; D. Carlos Mateo (Comisario de Arte y Miembro de la Fundación CAM)
-Encarnación Varela, según datos de su biografía, cedidos a Alicante Vivo

 
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