15 diciembre 2009

UN VIAJE EN EL TIEMPO. EL CASTILLO DE SANTA BÁRBARA

Quien vive, ha vivido o simplemente ha pasado por Alicante, reconocerá la fotografía que presenta la entrada de hoy.

Toda la información que vais a leer a continuación es real, ocurrió tal cual y, quizá, haya algún error en las transcripciones de las conversaciones de sus protagonistas pero los hechos ocurrieron. Me explico. El pasado fin de semana estuve de "rodriguez" y el aburrimiento me hizo fabricarme una pequeña máquina del tiempo para pasar el rato. Así pues, con dos mandarinas, 10 lacasitos y un imperdible conseguí crear una máquina del tiempo muy básica que me permitiría viajar con lo puesto.

Una vez fabricada la máquina había que pensar donde ir. Se me ocurrieron infinidad de sitios pero como no podía llevar equipaje y a las 8 tenía que bajar a la perra, pensé en un sitio cercano y que, a ser posible, tuviera historia. De modo que mi elección fue El Castillo de Santa Bárbara.


Lo primero que hice fue ir al siglo XI (más bien a finales), pero aquello estaba todo en obras. Me contaron que cuando estaba construido, un geógrafo musulman llamado Al-Idrisi (aunque sus amigos y familiares le llamaban Isidro) le puso el nombre de "Banu-lQatil", que viene a ser lo que hoy llamamos Benacaltil, osea la mole donde está el Castillo. Poco después un enteradillo que, al parecer dominaba idiomas me dijo que "Banu-lQatil" significa "Peña de Alicante" y que no se refiere a la gente de Alicante, sino al Castillo en si... cosas de la dialéctica.

Luego volví a darle caña a las mandarinas y me planté en el año 1248. Allí había un jaleo enorme. Es 4 de diciembre, casualmente día de Santa Bárbara, y al parecer el Reino de Castilla encabezado por un inspirado Alfonso de Castilla (futuro Alfonso X) se hizo con el poder del Castillo y, por ende, de todo lo que viene a ser Alicante, metiendo a todos los musulmanes en el ferri con destino a Moraira... digo a Marruecos.


Sin embargo puse las mandarinas 48 años más y me planté en el año 1296, en la misma puerta del Castillo. Allí había un regimiento con insignias de la Corona de Aragón (dirigida por Jaime II)

En aquella época (en la que aún no había TV en color) quien tenía la posesión del Castillo, tenía la posesión de la ciudad. Don Nicolás Perich (castellano) era el alcaide de la fortaleza y la defendía como si de su casa se tratase. Prometió fidelidad a su Rey Alfonso X hasta la muerte (imagino que era una frase hecha de esas que se le dicen al jefe... porque el hombre no sabía la que le venía encima)

El caso es que llamaron a la puerta del castillo. El guardían de la puerta preguntó:

- "Quién es?"

Un señor que se llamaba Don Berenguer dijo:

- "Somos aragoneses, nos manda Jaime II, venimos a atacar"

A lo que el portero abrió la puerta, no sin antes avisarles de que el rellano estaba recién fregado.

Toda la tropa catalo-aragonesa entró en el castillo y se libró una batalla tremenda. Que si piernas por aquí, que si brazos por allá... Don Nicolás tenía muy presente que debía guardar fidelidad a su Rey y no dio muchas facilidades. Cuentan que incluso hirió de gravedad a Don Berenguer, súbdito de Jaime II (era el típico pelota que se apuntaba a todo lo que decía el jefe) que viendo que Don Nicolas estaba asediando a su jefe, decidió intervenir. Con esta intervención Don Berenguer salvó la vida de Jaime II pero se llevó un pinchazo en el trasero. Sin embargo peor suerte sufrió Don Nicolás ya que cayó muerto al frío suelo (porque estaba helado, tened en cuenta que el cambio climático aún no había empezado y en diciembre hacía un frío de cojons)

Así pues, Don Nicolás yacía muerto en el suelo con la espada empuñada en una mano y la llave de la fortaleza en la otra. Claro, yo estaba acojonado porque hasta ahora creía que era una leyenda, pero no, el tío no soltó ni la espada ni la llave, con lo que era verdad que hasta el último momento negó la rendición, incluso muerto. Eso si, los aragoneses (que no son bestias) se vieron obligados a cortarle la muñeca. El resto del cuerpo se lo dieron a los perros.... y no es coña.

Toda esta movida sirvió para que los aragoneses consiguieran arriar su bandera en lo alto de la Torre del Homenaje. Aqui la antigua Lucentum romana pasó a formar parte del Reino de Valencia. Pasó de manos castellanas a manos aragonesas y Jaume II ordenó la primera gran remodelación del Castillo, ya sabéis, cambiar las cortinas, pintar las paredes, cambiar los baños, etc...

De nuevo puse a trabajar a las mandarinas y un siglo después Pedro IV el “Ceremonioso” (que algún día investigaré por qué lo llamaban así…) siguió remodelando y el rey Carlos I se olía que la vida en el Castillo no iba a ser precisamente tranquila y ordenó su fortificación a comienzos del siglo XVI. (vamos, que ni las obras de Madrid) Sin embargo había leido que fue con Felipe II cuando se hizo la gran reforma del Castillo así que avancé al 1562 y fui avanzando poco a poco hasta 1580 y vi que se estaban construyendo la mayor parte de las dependencias que hoy en día persisten. Estaba por ahí Juan Bautista Antonelli (el mismo genio que hizo el Pantano de Tibi o la Fortaleza de Bérnia además de algún que otro Corte Inglés) Y había otro tipo que se hacía llamar Jorge Palearo "El Fratín" (este hacía reformas). Ambos se encargaron del proyecto de remodelación (y no les quedó mal)


Luego puse el modo "rápido" en las mandarinas e hice un barrido por 1691. Aquí me convenía pasar de refilón porque la escuadra francesa estaba pegando pepinazos contra el castillo (y eso que les pillaba más cerca Castellón o Valencia) El caso es que cuando pasé por el 1706 decidí pararme porque esto quería vivirlo de cerca.


Estamos en plena guerra de Sucesión. Aquí me llevé la sorpesa de que la fortaleza estaba en posesión de los ingleses (nada menos). Allí arriba había montados baretos de cerveza y se pasaban el día viendo el fútbol. El caso es que en 1709 el General D'Asfelf estaba un poco harto de pedirle a los ingleses que se fuesen a su pueblo porque aquí lo estaban dejando todo lleno de botellines de cerveza. Sin embargo, los ingleses le contestaban con un sonoro:

- "qué te pires"

De modo que los españoles decidieron comportarse como tales y el General D'Asfelf se reunió con todo su escuadrón borbónico y, al unisono, decidieron construir unos túneles rodeando las zonas en las que estaban los guiris y los llenaron con 1500 quintales de pólvora (que al peso viene a ser un huevo y medio) El General mandó a un subordinado a advertir a los guiris de que estaba todo lleno de dinamita. Así pues llamó a la puerta y al primer rubio le dijo:

- Hola, mire, que me manda el General D'Asfelf, que dice que por debajo vuestra hay más polvora que en la Nit del Alba... que si os vais por vuestra voluntad no las detona... y hombre... yo no es por meterme pero este tio está muy loco y tiene toda la pinta de apretar el botón de hacer Pum"

A lo que el guiri le contestó:

- Pues te he abierto la puerta porque creía que eras el del camión de cerveza.... que te pires chaval...

Cabizbajo descendió la cuesta que le llevaba a los pies de su General y le espetó:

- Mi general, que dicen que no se van...

Al General le cambió la cara....

- Me cago en mi calavera. Se van a enterar estos guiris. Después de la siesta reventamos el Castillo y a tomar por ......

- Pero mi General, igual hay otra solución menos ruidosa....

- Sssshhhhh

- Ya pero mi General...

- Sssssssshhhhhhhhhh.

- Vale, pues luego nos vemos....

(Se conoce que el General no tenía un buen día porque el Hércules, para variar, había vuelto a empatar fuera de casa...)

Así pues, después de dormir la siesta, los españoles, que somos muy bestias, reventaron el castillo por dentro con la consiguiente muerte de toda la tropa inglesa y alguna que otra gaviota… e hicieron un destrozo en el castillo considerable (Fijaros que el seguro no se hizo cargo… por animales). Vamos, que más que expulsarlos, lo que hicieron fue volarlos por los aires… creo que aun hay trocitos de ingleses por las laderas del castillo.

Cuando dejaron de caer trocitos de inglés, decidí moverme al 1873 para ver el último bombardeo que sufrió el Castillo. Para ello me subí a la Serra Grossa porque estar cerca del Castillo era algo peligroso. Desde ahí arriba pude ver en la bahía una pedazo de fragata, que resultó ser la Numancia en manos de rebeldes cantonalistas de Cartagena. No hacían más que lanzar proyectiles sobre la población y el Castillo...

Por miedo a mi integridad y dado que las mandarinas ya se estaban poniendo pochas de tanto viaje, me moví 20 años para ver cómo desartillaban el Castillo... imagino que porque ya no quedaban más que ruinas y trocitos de ingleses...

La historia a partir de aquí, como ya la sabemos mas o menos, decidí pasarla por alto e hice una última parada el viernes pasado porque no recordaba una cosa que me dijo mi mujer que tenía que hacer.... comprar mandarinas.

 
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