18 julio 2010

UN MANANTIAL QUE SE MUERE

Actualizado con el artículo del Diario Informacion

Imagen de la zona afectada en 2007 (fotografía de Jesús Sánchez Campos)

Desde la Asociación Cultural Alicante Vivo, entidad que siempre hemos protegido nuestro patrimonio en todas y cada una de sus formas, deseamos denunciar con este comunicado el estado en que se encuentra uno de los pocos manantiales de agua dulce que quedan en el núcleo urbano de la ciudad; más concretamente, el situado en los terrenos cercanos al Colegio Altozano, en el Barrio de San Blas-La Torreta (PAU 2), entre las Avenidas de Isla Corfú y Deportista Isabel Fernández.
    
A esta fuente natural, llamada por algunos “floreal de San Blas” cuando antaño era aún un reducto selvático envuelto entre palmeras y cañas, acudían  los vecinos del barrio para pasear o, si eran niños, jugar en el carrizal y mojar los pies en el manantial que brotaba y bajaba buscando el desaparecido Barranco de Benalúa. En palabras de uno de los vecinos, “recuerdo que cruzábamos el barranco de San Agustín y nos lanzábamos como balas con las bicis por “la cuesta de los limoneros”, hoy Gran Vía. Cerca del “floreal” pasaba el canal siempre con agua y se adentraba por la loma debajo del Colegio Nazareth para volver a salir en dirección al Garbinet. Para reponer fuerzas y, según la temporada del año, le dábamos una pequeña poda biológica a algún frutal para comer naranjas, mandarinas, higos, manzanas o granadas; hasta limones y a las malas un puñado de almendras en la finca de la condesa de Rabassa, junto a la “Montaña del huevo”. Años después, mientras estudiábamos en el Instituto de San Blas, salimos en manifestación para evitar que los camiones de hormigón vaciaran sus cubas en el “floreal”… y lo conseguimos” (Jesús Sánchez Campos; Alicante Vivo)

Desde hace algunos años, la zona permanece vallada, encajonada en un solar de reducidas dimensiones con el nombre de la empresa Hansa Urbana, que para más vergüenza ha arrasado con la vegetación existente y pretende iniciar la construcción de viviendas. Aunque las maquinas han entrado a saco, de momento algunas palmeras siguen vivas y el hilillo de agua sigue en sus trece, como advirtiendo que no respetará ni garajes ni trasteros. Pero en Alicante Vivo no creemos que duren mucho. El Urbanismo de la ciudad no entiende de Palmeras, ni de “manantiales naturales” donde jugaban cuatro mocosos, ni del riesgo que corren nuestros nietos dentro de 50 años, cuando el terreno que hoy pisamos se convierta en un desierto en el que sólo se podrán plantar bloques de ladrillo.

Por ese motivo, al tratarse de la única fuente natural de estas características que ha sobrevivido a la intensa transformación del paisaje que padecido la zona, desde nuestra Asociación pedimos a las Administraciones Públicas la suspensión de la licencia de obras, y la protección del manantial para preservar este hito urbano, antes de que corra la misma suerte que otras fuentes naturales de similares características habidas en la ciudad. Aprendamos de nuestros errores pasados y ofrezcamos a las generaciones futuras un Alicante mejor. ¡Pero “mejor” de verdad! Hoy, más que nunca, sigue en vigor un conocido proverbio indio que dicta: “Sólo cuando el último árbol haya sido cortado, sólo cuando el último río haya sido secado, sólo cuando el último animal haya sido cazado, sólo cuando el último monte haya sido destrozado, nos daremos cuenta de que el dinero no se puede comer”
        














 
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