19 octubre 2010

EL EJEMPLO FRANCES

                  
Así, con un par. Sí, señor. En este sistema capitalista, basado en la explotación del trabajo, los trabajadores tienen el poder de decidir, si están unidos, si son capaces de paralizar el país y hacer pupa a los carotas que siguen beneficiándose de un sistema que prima al capital sobre el trabajo. La prueba de que lo único importante, lo que da el valor a las cosas, es el trabajo invertido en ellas, es que sin el trabajo nada puede funcionar. Podríamos prescindir del capital, pero no del trabajo. ¿Lo habéis pensado alguna vez? Mirad que sistema más "justo" tenemos: Un señor invierte una cantidad de dinero en una empresa y, a partir de entonces, tiene derecho a participar de sus beneficios para siempre, mientras la empresa exista. Otro señor iniverte su trabajo y su ingenio en esa misma empresa, y solo cobra puntualmente a cambio de cada nueva entrega de trabajo. Y, además, el del dinero toma las decisiones y puede expulsar de la empresa al del trabajo, cuando le salga de las gónadas. ¿Es eso justo? Pues el que tenga dudas que vea lo que pasa cuando a los trabajadores se les hinchan las narices y deciden hacer una huelga general DE VERDAD, como la de Francia; con el apoyo de los estudiantes y la comprensión de los afectados por los inconvenientes en el transporte y los combustibles. El que pone lo importante es el trabajdor, el otro, el capitalista, no nos engañemos, pone papelitos de curso legal, una inmensa cara dura, y una manipulación del concepto de propiedad que le favorece. ¿Estamos?

Claro, ahora salen los tontos de siempre, o los listos de siempre, ségún los casos, y nos comen el coco con el rollo de los piquetes, los liberados y lo necesario de las reformas en la edad de jubilación, congelación de sueldos o, como dice ese pirata arruina empresas que preside la banda de Alí Babá: "hay que trabajar más y cobrar menos". Lo que hay que tener es cara dura.

Lo que nos pasa en España es que somos un país al que todavía no se le ha pasado el Síndrome de Estokolmo del franquismo. Aquí hubo un genocidio horrible; la gente concienciada fue exterminada o tuvo que morirse de pena en el exilio. Se quedó la gente gris, la que en tiempos de libertad republicana no había tomado partido, o no lo había hecho a conciencia, los cómodos que no quieren nunca complicarse la vida, los sirvientes vocacionales y demás. Y ahora, sus descendientes se escandalizan de que los piquetes impidan la entrada a los pobrecitos esquiroles que quieren trabajar porque son obedientes y buenos; pero no se escandalizan de que los patronos amenacen con el despido a los que vayan a la huelga, o incluso a los que simplemente se afilien a un sindicato. Despotrican de los liberados a los que llaman aprovechados, y no se afilian a los sindicatos, salvo que vean amenaza de despido en el horizonte, en cuyo caso se apuntan para tener abogado gratis. Y ahí está el resultado. Aquí, para que, entre otras cosas, no aumenten la edad de jubilación de 65 a 67 años, solo somos capaces de hacer una huelga a medio gas de un solo día. En Francia, para que no se suba la edad de jubilación de 60 a 62, se arma la de Dios.

Al final, como siempre, un obrero francés vivirá mejor que un obrero español, porque, simplemente, le ha echado bemoles al asunto, y sabe defender sus intereses.

Pero, ¿no véis que los de siempre nos quieren tomar el pelo? "Las pensiones se hundirán dentro de no sé cuantos años, porque no se podrán financiar", nos dicen. Y el Ejército, que nunca se ha podido autofinanciar ¿también se hundirá? Las obras públicas ¿tendrían que ser todas de peaje? ¿No lo véis? Las pensiones, tarde o temprano, serán otra partida de los presupuestos que se financian con los impuestos que pagamos todos. Lo que hay que aumentar es la productividad y para eso están las nuevas técnicas, de manera que con el trabajo de unos pocos, o con el poco trabajo de muchos, puedan vivir todos. Y es así inevitablemente, conforme vayan progresando las ciencias y las tecnologías. Que no nos vengan con monsergas.

Aquí lo que pasa es que después del hundimiento del inoperante Capitalismo de Estado que era, en realidad, ese extraño invento anti marxista del señor Lenin que se llamó Comunismo, ahora le toca al capitalismo puro y duro. La crisis, las crisis, nos demuestran que el capitalismo, en su versión de liberalismo salvaje, es inviable; pero los economistas vendidos a sus señoritos se devanan los sesos para encontrar fórmulas que permitan la supervivencia del esclavismo y el timo moderno. Que no, que esto no tiene más arreglo que el reparto justo de las cargas y los beneficios. Que al final los trabajadores de todo el mundo acabarán imitando a los franceses y se plantarán y dejarán con el culo al aire a los pseudo economistas y a los hijos de Alí Babá.

Y si no, al tiempo.

Miguel Ángel Pérez Oca.

 
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