09 marzo 2011

ALICANTE: UN CABANYAL SILENCIOSO


Cuando no quede una sola piedra, cuando nadie recuerde la historia de las ciudades, cuando un día un niño despierte y sepa dónde está pero no de dónde viene, sólo entonces, os habréis dado cuenta de que habéis perdido la identidad, y la habéis vendido a cambio de una ciudad genérica, un collage de copias de miles de otras ciudades anónimas, sin recuerdos, sin originalidad, sin lugares únicos... sin magia.

Este es el maravilloso aspecto que presentaban las calles de Benalúa (1884), flanqueadas por la homogeneidad de sus Viviendas Originales, de las que se construyeron más de 200 y de las que apenas sobreviven un par de decenas en la actualidad. Fue el primer barrio planeado construido fuera del recinto amurallado y el primer precedente histórico en España de las viviendas baratas, precursoras de las actuales VPO.
En la ciudad de Alicante estamos siendo testigos de un proceso de extinción de una tipología arquitectónica que fue la que nos llevó a crecer como ciudad, a asimilar la explosión demográfica del Siglo XX y dar cobijo a los miles de familias que vinieron aquí a trabajar y a vivir.

Aquella nueva ciudad construida, testigo y hogar de nuestro crecimiento, de nuestros recuerdos... aquella ciudad que vio nacer nuestras fiestas, que pudo ser testigo de la llegada de la electricidad, el teléfono, la televisión, el agua corriente, el alcantarillado... hoy desaparece, piedra a piedra, casa a casa. Lentamente. Inexorablemente.


Proyecto de vivienda para el Barrio de La Florida

Sin aprecio alguno al esfuerzo hacia quienes trazaron los nuevos barrios, y seguramente, sin ningún tipo de aprecio hacia la historia o hacia nuestra identidad, las pequeñas casas que formaron los barrios de trabajadores y familias humildes de Benalúa, La Florida, Carolinas, El Plá, Campoamor... van desapareciendo para dar lugar a nuevos edificios que destrozan la escala de las calles sobre las que se levantan, las llenan de sombra, atestan las calles de un número de coches que no pueden asumir, y las inundan de vergüenza con un lenguaje insulso, aburrido y que ni siquiera es coherente con el tiempo en que se construyen.


Viviendas históricas que todavía se conservan en La Florida.

En definitiva, estamos asistiendo a un proceso similar al de la destrucción del Cabanyal de Valencia, pero sin un gran plan estratégico que apunte sus miras y sus excavadoras sobre un barrio en concreto. Se trata de un proceso silencioso, aparentemente inconexo, pero con una voluntad clara: eliminar de la faz de la ciudad cualquier vestigio de la arquitectura de finales del siglo XIX y principios del siglo XX para sustituirla por edificaciones infames, que lejos de superar y mejorar a sus predecesoras, destruyen la identidad y el tejido histórico de la ciudad.

El principio del fin: las históricas viviendas de la Calle Valencia
comienzan a desmontarse para ser derribadas y olvidadas. Foto cortesía de Vicente Gomis.
Viviendas de 1883 demoliéndose en Benalúa. En la actualidad ya han desaparecido y se han sustituido por un edificio de
ladrillo. En la primera existió un teatro de la Compañía de Ramón de Campoamor.

Desde la Asociación Cultural Alicante Vivo queremos manifestar nuestra total repulsa hacia este fenómeno que va salpicando nuestra ciudad de heridas y cicatrices imborrables, y eliminando maravillosas piezas de nuestro pasado para construir una ciudad sin un lenguaje propio, que algún día lamentará haber perdido la oportunidad de tener una imagen propia.

Es por esto por lo que vamos a iniciar una serie de artículos que van a ofrecer a nuestros lectores la oportunidad de conocer estos últimos exponentes de arquitectura popular, e invitarles a recorrer la calles de los barrios de la ciudad para poder descubrir estos tesoros, y quién sabe, quizá apreciarlos por última vez.

La burbuja inmobiliaria había detenido este proceso durante unos años, pero vuelve a atacar ferozmente, y en cuanto se recupere, no quedará nada.

Aleros con azulejos socarrats en una vivienda histórica de Benalúa. Otro tesoro urbano en vías de extinción.

Con este ritmo de destrucción, probablemente antes del 2020 podamos hablar de la desaparición de este exponente arquitectónico e histórico en la ciudad de Alicante.

Desde nuestra Asociación Cultural queremos reivindicar un modelo de ciudad respetuoso con este legado histórico. Comprendemos la necesidad de evolucionar y de crecer, pero sabemos que es compatible con la preservación de la cultura y el patrimonio.
Solicitamos públicamente una revisión del catálogo de edificios protegidos en el Plan General para poder crear fichas de conservación de viviendas aisladas o conjuntos de viviendas que formen unidades homogéneas para favorecer la preservación de las mismas y mantener la historia de los barrios y de la ciudad de cara al futuro.

Villa Pepita en la Calle Cerdá
Calle Valencia
Calle San Carlos 97
Calle Espoz y Mina con Calle Sevilla

La absoluta pasividad municipal con la que se trata a estas viviendas, está permitiendo un derribo sistemático (o desmantelamiento, para vender posteriormente sus vigas, elementos ornamentales y sillares) repartido por toda la ciudad y que nos está arrebatando a los alicantinos un privilegiado legado de paisaje urbano que nunca más podremos recuperar.

Próxima entrega: Calle Valencia

 
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