16 marzo 2011

UN CABANYAL SILENCIOSO (I): CALLE VALENCIA


Como os anticipábamos hablando en la cabecera de esta nueva campaña de artículos de Alicante: un Cabanyal silencioso, vamos a tratar de mostraros la dolorosa situación que nuestra ciudad está viviendo respecto a la arquitectura tradicional y las viviendas históricas que han ido conformando nuestros barrios y que ahora entran en un proceso de extinción consentido por la pasividad y la permisividad de nuestro Ayuntamiento y su nefasto catálogo de edificios protegidos del Plan General.

El principio del fin: las históricas viviendas de la Calle Valencia comienzan a desmontarse para ser derribadas y olvidadas. Fotografía cortesía de Vicente Gomis.





La fatídica nota. Cada vez que vemos este cartel por la ciudad, sabemos que tenemos que despedirnos para siempre de otra parte de nuestra historia de la que privaremos a nuestros descendientes. Foto: V.Gomis.
En esta primera entrega hablaremos de las casas de la Calle Valencia, un conjunto homogéneo de viviendas de planta baja y piso, con una composición muy tradicional de la época en Alicante: huecos de fachada simétricos, proporciones y crujías propias de las "cases de poble", construidas en función de la resistencia que aportaban sus materiales: vigas de madera y fachadas de mampostería.

 
La manzana de estas viviendas en el PGOU.

Detalle de un "Ángel del agua", una tradición en los tubos de bajantes que seguramente desaparecerá de nuestra
ciudad sin dejar huella. Foto: V. Gomis.
 El valor intrínseco de este conjunto va más allá de la maravillosa estética y la aportación ambiental de estas casas. Han llegado hasta nuestros días configurando un conjunto unitario y homogéneo, sin alteraciones, sin anexos ni cuerpos añadidos que las desfiguraran o rompieran la armonía de su composición.
Además, aportan un valor histórico, puesto que nos permiten admirar e imaginar con su contemplación cómo era la escala de la ciudad cuando se construyeron a principios del Siglo XX. Si nos aislamos del paisaje urbano que las rodea, podemos comprobar cómo estas viviendas estaban en sintonía con las dimensiones de las calles que las rodean, e incluso nos hablan de cómo era la vida del barrio en la época.
Son un legado etnográfico y cultural de la ciudad. Sus paredes en esta ocasión sí que hablan, y nos cuentan la historia del barrio, de la construcción de las manzanas que fueron rodeando poco a poco a la Plaza de Toros de Alicante (1847).


Panorámica parcial de Alicante a finales del siglo XIX con la Plaza de Toros (AMA). Podemos ver el conjunto
del que surgieron estas viviendas en primer término.




Detalle panorámico del Barrio de San Antón, con la primitiva Plaza de Toros y la Fábrica de Tabacos con las construcciones del monasterio. En esta imagen se aprecia claramente el conjunto delas casas de la Calle Valencia y las de sus alrededores, que eran de la misma tipología y fueron desapareciendo progresivamente.

Panorámica de la zona a finales del siglo XIX. Podemos ver cómo el crecimiento de los barrios hacia el norte de la ciudad siempre siguió el mismo formato de construcción:viviendas de planta baja y piso.
Durante los últimos años, han permanecido cerradas, abandonadas a su suerte, con una esperanza de ser restauradas y recuperadas cada vez menor, hasta que esta semana hemos podido comprobar con tristeza cómo están empezando a seguir el mismo camino que tantas otras: su desmantelamiento para demolerlas y hacerlas desaparecer.


Las viviendas comienzan a desnudarse. Sus tejas envejecidas se venderán en el mercado de segunda mano de las demoliciones, al igual que sus barandillas, vigas de madera y sillares. Lo que desde la ciudad no se valora, sí se valora para decorar chalets y viviendas privadas que pretenden adquirir la historia de la que nos desprendemos en nuestras calles. Fotografía de Vicente Gomis.




Cuando vayáis andando por la ciudad, os invitamos a levantar la cabeza, e ir descubriendo y apreciando los pequeños detalles y las historias que os cuentan estas viviendas antiguas. Sois privilegiados por haberlas conocido todavía, y podéis ser cómplices de su desaparición o decidir exigir un plan para conservar un número suficiente y de un modo coherente para poder mantener su legado en la historia.

Quizá sea imposible parar este derribo, pero todavía podemos detener otros.

 
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