Artículo publicado en el Llibret de Festes Patronals de Tabarca 2013
Ha
quedado patente desde un principio, que la profunda religiosidad de los
cautivos tabarquinos fue su tabla de salvación, y lo fue en un doble
sentido: la propia fuerza de su fe, fortalecida por la atención
espiritual de fray Juan Bautista Riverola, antiguo cura de la Orden de
los Agustinos en la tunecina Tabarka, cautivo como uno más; y las cartas
que escribiera fray Bernardo de Almanaya, basadas en las misivas del
propio padre Riverola, en las que daba minuciosos detalles acerca del
cautiverio y penalidades de los tabarquinos. Se despertó así el interés
del rey Carlos III por su redención, tan oportuna en el contexto
histórico, ya que era imperativo poblar la isla Plana para evitar que
camparan a sus anchas los piratas magrebíes, tarea que había encargado
al conde de Aranda.
Obvio es decir que esta
religiosidad, patente desde el momento mismo de la llegada de los
colonos a la isla, perduraría y se transmitiría de padres a hijos. Así
pues, no es de extrañar que José Vallalta Orozco, párroco de Nueva
Tabarca, en sus apuntes editados en 1959 con el título
Tabarca y sus habitantes,
en su capítulo «Religión, costumbres y fiestas» se extendiera
ampliamente en la primera de las razones referidas, siendo sus primeras
palabras: «La Religión de Tabarca es la Católica, a la que durante toda
la vida han profesado y han rendido siempre sus mejores ofrendas», y
continuara más adelante sobre la implicación de Riverola: «Los años del
destierro, aunque era muy libre, el sacerdote les acompañó muy gustoso.
Cuando fueron trasladados a nuestra Capital de Alicante, vinieron
capitaneados por su autoridad religiosa, y aún en nuestros días gozan
todos los sacerdotes de un acatamiento Patriarcal por parte de todos y
cada uno de estos isleños».
Todo hace pensar, con ello,
que las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca son tan antiguas como la
existencia de una población permanente en ella, lo que nos lleva al
último tercio del siglo XVIII. Pero, a la hora de buscar referencias
bibliográficas de las mismas, la tarea no ha sido sencilla. Para ello,
he tomado como punto de partida el magnífico artículo de la
Revista Canelobre en su n.º 60,
Tabarca. Utopía y realidad
(VV.AA., Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert,
2012, pp. 97-113) que, bajo el título «Fuentes documentales para el
conocimiento histórico de Nueva Tabarca», firman Susana Llorens,
Santiago Linares y Agustín Medina, del Archivo Municipal de Alicante
(AMA). La información que, a partir de las indicaciones del mismo, he
podido obtener sobre las fiestas patronales tabarquinas no ha sido tan
abundante como esperaba, si bien la podemos enmarcar dentro de tres
bloques: fondos documentales catalogados en los expedientes de la
sección Fiestas, referencias aparecidas en libros de temática
tabarquina, y llibrets de las Fiestas Patronales de Tabarca.
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Revista Canelobre n.º 60: Tabarca. Utopía y realidad. VV.AA.,
Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2012 |
Fondos documentales de la sección Fiestas del AMA
Realizada
una búsqueda mediante la palabra «Tabarca» en la citada sección del
catálogo informatizado del Archivo Municipal de Alicante, aparecieron
trece legajos, fechados entre los años 1855 y 1889, si bien casualmente,
en la misma caja del último de ellos, encontré otro fechado en 1890 que
no había surgido de la búsqueda inicial, lo que sugiere que
probablemente exista más documentación, catalogada tal vez dentro de
partidas rurales, fiestas de barrios, festejos populares, o similares.
Pero me voy a ceñir a la encontrada en los cuarenta y tres manuscritos
obtenidos de esos legajos, todos ellos comunicaciones u oficios
dirigidos en diferentes sentidos: de la Alcaldía Pedánea a la de la
Ciudad, de ésta al Gobierno Civil de la Provincia, de éste de vuelta a
la Alcaldía de la Ciudad, y de ésta a su vez a la Pedánea de Tabarca.
Están algunos incompletos, y buen número de las misivas apenas tienen
interés, dado que sólo se tratan de formalismos, y además, no todas
ellas hacen referencia a las Fiestas Patronales, sino a otros festejos
de la isla, como la Inmaculada, la Virgen del Rosario y San Rafael. Por
ello, sólo haré referencia a aquellos con cierta significación en
relación a las Fiestas Patronales de San Pedro y San Pablo, así como de
la Virgen del Carmen.
El oficio más antiguo lo hallé dentro del Legajo-1905-4-25/0 de 1855, en el que consta como asunto «Fiestas en Tabarca, Campello y Santa Faz». Como curiosidad lo reproduzco íntegro:
Alcaldía Pedánea Constitucional de Tabarca
Con
motivo de celebrar los vecinos de ésta, fiesta anual a San Pedro y para
más solemnidad acompañarla con una vaca de cuerda por las calles,
esperan merecer de la bondad de V.S. la correspondiente licencia.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Tabarca 8 de julio de 1855,
Rafael Llopis
Sr. Alcalde 1.º Constitucional de Alicante
Fue
contestada afirmativamente el 9 de julio. Ambas fechas llaman la
atención, dado que no se corresponden con las de celebración de estas
fiestas, ya que son posteriores, pero desconocemos el por qué. Y hasta
el 30 de junio de 1865 no volvemos a tener noticia. En esta
ocasión, el Alcalde Pedáneo, que firma como José Manzanaro, da noticia
de la discrepancia existente entre los mayordomos de la fiesta, en
cuanto a pagar o no la manutención de un músico durante los días de
celebración, además del alojamiento del que ya se hacen cargo.

Saltamos al 17 de junio de 1879,
fecha en la que Vicente Antón firma la solicitud de permiso para la
celebración de las fiestas los días 29 y 30, con música, suelta de vaca y
fuegos artificiales. Igualmente la sigue firmando años más tarde, el 16
de junio de 1882, solicitando además del Gobernador Civil el
envío de una pareja de guardias civiles, dado «el gran número de
forasteros que acuden a la isla» en esas fechas, lo que queda autorizado
el día 26.
La sistemática de las comunicaciones
oficiales, generalmente se iniciaba con la solicitud del Alcalde Pedáneo
al Alcalde de Alicante, que a su vez se dirigía al Gobernador Civil,
trasladando la petición del Pedáneo y solicitando a su vez la pareja de
guardias civiles. A continuación el Gobierno Civil contestaba a Alcaldía
dando el visto bueno y requiriendo embarcación para el traslado de la
Benemérita y, por fin, el Alcalde disponía dicho traslado notificándolo
al Gobernador Civil, y dando cuenta de ambas autorizaciones al Alcalde
Pedáneo. Un engorroso sistema que se repetía año tras año, llenando de
papeles inútiles carpetas de expedientes.

Llegados a 1883,
el 19 de junio sigue siendo Antón quien rubrica la solicitud, en
formato y contenido similar, excepto la música, que no consta,
aprobándose con fecha 21. Pero el año siguiente sería su Ayudante,
Gaspar Cano, el que lo haría con fecha 16 de junio de 1884, con
la única diferencia de que contemplaba la opción de que pudiera
trasladarse, bien una pareja de guardias civiles, o bien de municipales,
llegando la respuesta el 19 de junio, que confirmaba la pareja de nuevo
de la Benemérita, pero «suprimiendo del programa el correr una vaca, en
atención a que, según las disposiciones vigentes, sólo en plazas
cerradas pueden correrse toros». Este contratiempo cayó como un jarro de
agua fría entre los tabarquinos, lo que originó un nuevo oficio a la
Alcaldía de la Ciudad, de fecha 23 de junio, en el que se manifesta:
...el
sentimiento que aquí ha causado la negativa del Sr. Gobernador a la
pretensión que en mi anterior oficio le hacía, respecto a correr una
vaca por las calles.
Interpretando la voluntad de la
totalidad de los vecinos de este pueblo, me atrevo a rogarle se sirva
remitir nuevamente oficio al Sr. Gobernador, indicándole la costumbre
establecida en este pueblo de correr todos los años vacas atadas con
cuerdas y con todas las precauciones necesarias, sin haber tenido nunca
que lamentar ninguna desgracia personal.
Así mismo podrá
V.S. significar al Sr. Gobernador, estamos dispuestos a observar, además
de las precauciones que venimos haciendo, todas cuantas por dicha
Autoridad se nos recomiende.
Al
parecer dio resultado el alegato, pues en escritos de los siguientes
años se vuelve a solicitar tal festejo, con la consiguiente autorización
del Gobierno Civil. Pero a finales de 1886 hubo que resolver un
nuevo problema, del que desconocemos tanto su origen como su resolución,
pero que aporta datos y nombres que hacen sugerente sacarlo a la luz.
En esta ocasión, el Pedáneo, en cuya firma se lee Francisco Manzanaro,
dirigía al Alcalde un oficio fechado 15 de diciembre, en el que le
informaba lo siguiente:
Habiendo
llamado a los Patrones, vecinos de ésta, el 8 de los corrientes, en una
buena unión, para ver si querían seguir las leyes antiguas de nuestros
Padres, Abuelos y Bisabuelos, contribuyendo la cuarta parte para
celebrar la fiesta de la Virgen y San Pedro, los que se presentaron en
mi casa, viniéndose a bien, y algunos de ellos diciéndome que si no se
hacía fiesta no contribuían en sacar la cuarta parte más.
Y habiendo sorteado para sacar Mayordomos, salió 1.º José Ruso, 2.º José Castañeda, 3.º José Martínez, 4.º Miguel Botella.
Viniendo
a bien los Patrones que al margen se expresan: Antonio López (a) Pagés,
Vicente Pérez (a) Misoles, Pascual Ruso (a) Palet, Agustín Chacopino,
Antonio Pagés, José Justo, Manuel Ruso, Francisco Parodi, Bautista
Pomata, Bautista Chacopino, José Manzanaro, Antonio Servera, Francisco
Manzanaro (a) Chapiri, Francisco Poveda, José Ruso (a) Capelo, José
García, Vicente Pianelo, Manuel Leoni, Miguel Llinares, José Luchoro,
Bautista Mulet, Bartolomé Ruso, Agustín Ruso, Pascual Parodi, Vicente
Antón, Antonio Chacopino, Trinitario Chacopino, Miguel Luchoro,
Francisco Manzanaro, Rafael Pérez.
El día quince a las
cuatro de la tarde, mandé a los Exmayordomos para que entregaran las
cuatro llaves del Arca del fondo de la Virgen, y contestándome con
grande orgullo Manuel Chacopino, en voz de los otros tres, que no me
entregaban las llaves, no respetando las órdenes de mi Autoridad.
Suplicándole a V.S. les ponga las leyes correspondientes, Dios guarde a V.S. muchos años.
El 18 de junio de 1887, se repite la rutina habitual, de nuevo con firma de Vicente Antón, que se autoriza el 27. Sin embargo, en 1888,
siendo la fecha de solicitud 16 de junio y la de autorización el 22, en
escrito del Gobierno Civil del día 18, esta vez de modo mucho más
drástico, se puede leer lo siguiente: «En cuanto a las fiestas, no hay
inconveniente ninguno en que se celebren, pero de ninguna manera
autorizo que se corran vacas y novillos». No sabemos qué ocurrió en esta
ocasión, pero en 1889 se vuelve a solicitar correr una vaca,
pero esta vez embolada y en plaza cerrada. La solicitud se firma el 20
de junio, y al parecer no hubo problemas con el Gobierno Civil.
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Oficio de solicitud de permiso de celebración de las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca, dirigida
por el Alcalde Pedáneo de la isla al Alcalde Constitucional de Alicante, el 19 de junio de 1890 (AMA) |
Por
último, y a modo de muestra del formato de las comunicaciones entre la
isla y la capital, se reproduce junto a estas líneas la dos páginas de
la solicitud efectuada por el Alcalde Pedáneo el 19 de junio de 1890, en
la que por primera vez se amplía un día las fiestas, del 28 al 30 de
junio, siendo autorizadas el 26.
Referencias en libros de temática tabarquina
Tampoco
son muchas las citas encontradas en la bibliografía tabarquina que
hagan referencia directa a las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca,
aunque sí muy descriptivas. Retomaré, por ser la más antigua, la obra
que cito en la introducción a este artículo: Tabarca y sus habitantes
(Vallalta Orozco, José, Alicante, Imprenta de Julio Quereda, 1959, pp.
20-23). Hace Vallalta un panegírico del «tabarquinismo» de sus
habitantes, así como de aquellos que, por circunstancias de la vida, han
tenido que abandonar la isla, pero retornan para festejar a sus Santos
Patronos:
Su
fiesta principal la celebran el día 29 de junio, festividad de San
Pedro y San Pablo, a cuyos Santos Tabarca tiene por Patronos. Son días
muy hermosos y de mucha fraternidad, ya que acuden a la Isla un gran
número de familias, que durante todo el año viven ausentes... separados.
Confieso que hay alegría en casi todos los hogares. Los hijos de
Tabarca se encuentran muy diseminados por los distintos pueblos del
litoral y, cuando llegan estos días, una fuerza interior, la
naturaleza... la parte tras el todo, hace que dejen sus casas para unos
días y vengan a reunirse con sus hermanos, con sus tradiciones, entrar
en su antigua y siempre Parroquia, celebrar juntos unos días, por lo
menos, la unión y grandeza del pueblo. Aunque hoy tengamos que confesar
la gran separación por causas muy extrañas a su voluntad personal. No es
difícil encontrar a tabarquinos que, con lágrimas en los ojos,
comprenden la nostalgia de la separación y confiesan que mañana
volverían a la Isla si encontraran un medio de vida en ella. Esto es
claro, ya que es la única tierra que han conocido en España, en donde
viven arraigadas sus tradiciones, en donde tienen los restos de sus
antepasados e historia. Como el cuerpo humano sigue al alma, la flor al
sol y el corazón al amor, así los tabarquinos gozan cuando están en
Tabarca.
Por ser la principal fiesta del año, hacemos un
poco más de lo que está en nuestras fuerzas. Es tradición muy antigua
que los pescadores reserven un cuartón de la pesca destinado para la
fiesta. Casi todos conservan esta hermosa tradición, contribuyendo así
al esplendor de la fiesta. Estos días de fiesta se dedican al Sagrado
Corazón de Jesús, a María Inmaculada y a San Pedro y a San Pablo.
Todos
los días con Misa Solemne y sermón por la mañana, y recorrida por las
distintas calles y plazas, con las correspondientes Imágenes de los
Santos. Es muy hermoso ver cómo son acompañados los Patronos de la Isla
por todos los de Tabarca, reunidos de todas las partes, hasta de Tánger,
Canarias y Ceuta. Resultan muy hermosos estos días porque se encuentra
toda la familia tabarquina con su Padre y Pastor. Todos actúan con
libertad en Tabarca, porque todos están en su casa. Los hogares, las
calles, las plazas y la Iglesia son enseres suyos y por esto nadie se
considera extraño. Todos estos días de fiesta se terminan con la armonía
y esplendor posibles. Terminados los festejos, los hermanos de fuera se
quedan unos días aún en Tabarca, porque se encuentran arraigados y con
deseos de permanecer hasta el último minuto, y no se marcharían si
obligaciones superiores no les mandase a ello.
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Tabarca y sus habitantes. Vallalta Orozco, José,
Alicante, Imprenta de Julio Quereda, 1959 |
Tras
hacer referencia a otras festividades, para finalizar añade Vallalta,
en esta ocasión acerca de la festividad de la Virgen del Carmen:
También
celebra Tabarca la festividad de Nuestra Señora del Carmen. Un pueblo
auténticamente marinero, no podía menos que ensalzar a su Patrona, Reina
y Madre de los marineros. Sobresalen en este día la procesión de la
Santísima Virgen por el mar, capitaneando toda la flota de la Isla,
recorre todos los alrededores, acompañada por todos los hijos que,
subidos en las distintas embarcaciones, adornadas y engalanadas por sus
propias manos, cantan y vitorean en altamar a la Virgen Sagrada y Madre
de los marineros, armonizado todo por el ruido de los motores. Ella les
mira convencida y, colocada en medio de ellos, va bendiciendo el mar,
para que les sirva de ayuda a estos pobres pescadores.
La siguiente fuente bibliográfica la encontramos en una obra de referencia para todo estudioso de Nueva Tabarca: Los tabarquinos
(González Arpide, José Luis, Alicante, Instituto Alicantino de Cultura
Juan Gil-Albert, 2002, pp. 350-356), revisión de la que fuera su tesis
doctoral, publicada en 1981 por el entonces denominado Instituto de
Estudios Alicantinos. En el capítulo dedicado a las celebraciones
religiosas, González Arpide hace hincapié en la religiosidad de los
tabarquinos, resaltando como «elemento psicológico importante en el
comportamiento de la comunidad, la creencia en una fuerza superior, en
una esperanza que surja cuando en la lucha diaria con el mar aparece la
tempestad, el accidente, y sólo la fuerza de una oración puede ayudar a
salvar la situación». Centra a continuación cuáles son las festividades
que la isla dedica a sus patronos: «Desde su asentamiento en la isla,
San Pedro y San Pablo y la Inmaculada, son los patronos, a los que se
les profesa una especial veneración. En estas fechas los tabarquinos
emigrados procuran desplazarse a la isla y celebrar, en compañía de sus
parientes y vecinos, estas fiestas, sencillas, pero entrañables».
Esta
es la descripción que González Arpide recoge en su obra, de la
Festividad de San Pedro y San Pablo en Nueva Tabarca, la más completa
que ha sido escrita hasta la fecha:
El
día 28 de junio, víspera de una de las fiestas grandes, los mayordomos
de la cofradía de San Pedro, integrada por aquellas personas que
libremente se adscribían a ella, recorren las diversas casas del pueblo,
solicitando dinero o especias para sufragar los gastos de la fiesta.
El
día 29, desde temprana hora, los músicos contratados a tal efecto,
recorren las calles despertando y convocando a la fiesta grande a todos
los vecinos.
A las once, las campanas convocan a la
celebración de la santa misa, que tiene lugar media hora después.
Durante la misa se entonaban los gozos a San Pedro, la aurora y la salve
del rosario y, al concluir el acto, se sacan a procesión las imágenes
de San Pedro y San Pablo, que habrán sido montadas sobre unas andas por
los mayordomos de la cofradía. Hemos de añadir que la cofradía sólo está
adscrita a la invocación de San Pedro, aunque la festividad añade a San
Pablo, quizá sea lógico, si consideramos el oficio de San Pedro y la
dedicación de los isleños a las faenas pesqueras.
Los
mayordomos de la cofradía, en número de cuatro, son los encargados de
cargar la imagen de San Pedro, que es la primera en abandonar el recinto
sagrado. La imagen de San Pablo es llevada por aquellas personas que
voluntariamente deseen hacerlo, y sigue a la imagen del santo pescador.
Detrás, todos los fieles que han asistido al oficio religioso y aquellos
que se unen a la procesión, siguen respetuosamente el lento andar de
las dos imágenes, que recorren las calles del pueblo, parando de trecho
en trecho, para conceder un descanso a los portadores de las andas.
Después
de este recorrido, que se produce con el mayor recogimiento, respeto y
devoción por cuantos participan en la procesión, se regresa de nuevo a
la iglesia, donde se entonan nuevamente los gozos a San Pedro, con lo
que se puede dar por concluida la parte religiosa de la festividad.
Una
vaquilla traída de la capital se suelta en estos momentos en la plaza,
causando el espanto de algunos, el revolcón de los intrépidos y el
regocijo general durante un buen rato. Cuando esta distracción decae,
algún torero aficionado de la localidad o venido de fuera a presenciar
el festejo, estoquea al animal y acaban con él. La carne se vende
normalmente a Alicante y el importe se emplea en sufragar la fiesta.
Por
la tarde, en la plaza grande, la orquesta que abrió con música el día,
toca durante toda la tarde y hasta bien entrada la noche, para deleite y
diversión de los tabarquinos y de los que, como comentamos más arriba,
se acercan ese día a visitar a sus familiares más cercanos. A grandes
rasgos éste es el desarrollo de la fiesta.
A finales de los
años noventa, y por influencia de las fiestas que se celebran en otras
localidades costeras cercanas, las fiestas tabarquinas se empiezan a
semejar a aquellas, contratando una orquesta que amenizará las noches,
elección de la reina de las fiestas, concursos para los niños, etc.
intentando de alguna manera revitalizar estas celebraciones que sirven
para reunir por unos días a propios y ajenos.
 |
Los tabarquinos. González Arpide, José Luis, Alicante,
Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2002 |
En
cuanto a la Festividad de la Virgen del Carmen, González Arpide escribe
que «lógicamente a ella están adscritas los pescadores tabarquinos, por
estar considerada esta advocación mariana como patrona y protectora de
los hombres de la mar», y añade esta somera descripción:
La
celebración consiste básicamente en sacar la imagen de la Virgen
existente en la iglesia y depositarla en una de las barcas de pesca, que
se ha adornado con guirnaldas y flores. Esta embarcación dará la vuelta
a la isla, escoltada por el resto que, al pasar por las cercanías de la
iglesia, harán sonar estrepitosamente sus sirenas, y al acercarse por
las inmediaciones del cementerio, arrojarán algunos manojos de flores (y
coronas) en conmemoración de los pescadores desaparecidos en alta mar.
Por
la tarde, en la iglesia, se celebra una misa y un responso por las
almas de todos los pescadores muertos, y especialmente por los que
murieron a causa de accidentes marinos.
La tercera y última de las referencias la encontramos en el libro Los pescadores de Tabarca y Nueva Tabarca
(Lenti, Arturo, Murcia, Galindo Artes Gráficas, 2003, p. 159). El
autor, cuando narra la llegada de los tabarquinos a la isla, justifica
los patronazgos, a la vez que sugiere varios supuestos del por qué de
los mismos, especialmente de San Pedro y San Pablo.
Oficialmente la nueva población va a colonizar la isla el día 8 de diciembre de 1769, fiesta de la Inmaculada Concepción.
El
acontecimiento es comentado con la celebración de la misa, en presencia
de todo el pueblo tabarquino, reunido al completo en su nueva estancia.
El
escrito que recoge el sermón pronunciado en aquella ocasión, en el
frontispicio dice: Sermón de la Concepción Inmaculada de María
Santísima, elegida titular y patrona de Nueva Tabarca, ciudad que se
está edificando en la Isla Plana de S. Pablo por habitación de los
tabarquinos redentos, pronunciado el día 8 de diciembre de 1769, por un
religioso carmelita calzado de la provincia de Valencia.
Fueron
reconocidos como compatrones los santos Pedro y Pablo, de forma que las
dos grandes festividades fueron fijadas el 29 de junio y el 8 de
diciembre.
En margen a estas decisiones en el plan
diocesano se han desarrollado varias interpretaciones a la búsqueda de
significativas referencias.
La fecha del 8 de diciembre hace clara referencia a la festividad de la Inmaculada.
Por
lo que atañe a los santos Pedro y Pablo, podría ser significativa la
elección de S. Pedro como patrono de los pescadores, pero el 29 de junio
se celebra la festividad de los santos Pedro y Pablo.
Por
otra parte el proyecto inicial, de matriz gubernativa, se refiere a las
construcciones de Isla Plana de S. Pablo y así también el sermón del 8
de diciembre hace igual referencia.
Alguien ha querido ver en eso una significativa dedicación al Conde de Aranda, que se llamaba exactamente Pedro Paolo.
En
fin hay otra referencia más relacionada con la isla de San Pedro en
Cerdeña, donde fueron trasladados los rescatados por el rey Carlos
Manuel III, por lo que en las dos islas de San Pedro y de San Pablo se
encontraron asentados todos los rescatados tabarquinos, idealmente
juntos en un similar destino de colonos.
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Los pescadores de Tabarca y Nueva Tabarca.
Lenti, Arturo, Murcia, Galindo Artes Gráficas, 2003 |
Los llibrets de las Fiestas Patronales de Tabarca
Para
terminar la investigación de la bibliografía sobre las Fiestas
Patronales de la isla, busqué en las colecciones del Archivo Municipal
de Alicante los llibrets editados con motivo de la celebración de las
mismas. Mi sorpresa fue encontrarme con tan poca cantidad, sobre todo en
comparación con los que se conservan de otras partidas, pedanías y
barrios de Alicante. Sólo siete ejemplares, entre 1993 y 2008, con
grandes lagunas de por medio, apenas podían arrojar información alguna
sobre el desarrollo de los festejos, y eran pocos, muy pocos, los
contenidos que no fueran meramente lúdicos.
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Llibrets de las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca 1993, 1994 y 1995 (AMA) |
De este modo, no encontramos nada a resaltar en los llibrets correspondientes a los años 1993, 1994 y 1995. Con un salto de cinco años, en el del 2000 tan
sólo cabe hacer mención de la advertencia del párroco Antonio Pamies
Andreu, en su saludo, sobre los ocho meses que se llevaba de espera para
la adjudicación de las obras de restauración de la iglesia,
justificando a su vez la no reparación de las campanas «porque no sabría
qué hacer con ellas», y pasando en el de 2004 a quejarse del
lento progreso de dicha restauración, así como del lamentable estado de
la Casa del Cura anexa. Pero, por otra parte, la Comisión de Fiestas en
su saludo resalta las obras del templo y de la clínica, así como la
creación del nuevo Museo, anunciando la próxima restauración del
Baluarte del Príncipe.
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Llibrets de las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca 2000 y 2004 (AMA) |
Sin
dejar todavía el llibret de 2004, nos encontramos reproducido
íntegramente el Pregón de las Fiestas Patronales 2003, a cargo del
empresario ilicitano Pascual Ros Aguilar, presidente y fundador de la
empresa de calzado Mustang, pregón que luego veremos repetido
hasta la saciedad, año tras año, a modo de saludo del propio Pascual
Ros, como vemos que sucede en la revista de 2006, en la que
comienzan a apuntar pequeños artículos de contenido cultural, entre los
que cabe destacar el de José Manuel Pérez Burgos, director del Museo
Nueva Tabarca. Fue este año la pregonera M.ª Milagrosa Martínez Navarro,
Consellera de Turisme de la Generalitat Valenciana, como lo sería su
sucesora Angélica Such Ronda en 2008, ejercicio cuyo llibret es
el más reciente que se conserva en el AMA. Éste sigue repitiendo el
consabido saludo de Pascual Ros con el texto íntegro de su pregón, y en
sus páginas podemos encontrar las impresiones del Alcalde Pedáneo,
Vicente Cayetano García Ruso, en su saluda, sobre los sentimientos que
le generaron los viajes realizados, el primero a Carloforte para el
hermanamiento con Nueva Tabarca, el segundo a la Tabarka tunecina, donde
todo comenzó.
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Llibrets de las Fiestas Patronales de Nueva Tabarca 2006 y 2008 (AMA) |
Y no quiero finalizar sin antes llamar la atención sobre este ejemplar que tienen en sus manos, el
Llibret de las Fiestas Patronales de Tabarca 2013
que, programas, fotos y publicidad aparte, puede y debe ser crónica de
unos días especiales para la isla, sus habitantes, oriundos y
forasteros, así como vehículo de la cultura tabarquina, que conserve y
acreciente la ya de por sí rica y singular historia de este pedazo
olvidado de suelo alicantino, que no por estar separado del resto deja
de ser tan importante como el que más. Insto desde estas líneas a la
Comisión de Fiestas a mimar y potenciar este llibret y sus contenidos,
tapando los huecos que existen en ese Archivo de todos los alicantinos,
entregando en la medida de lo posible ejemplares atrasados y, por
supuesto, éste y sucesivos, para que no se pierda ni un ápice de esa
historia, de esa cultura, nuestra historia, nuestra cultura.