11 diciembre 2007

HERNÁN CORTÉS EN EL CALLEJERO ALICANTINO

Haciendo buenos los primeros compases del pasodoble "¡Bon Tabaquet!", himno de la Foguera Hernán Cortés, que comienza "Més de tres, menos de huit...", esos fueron los candidatos a titular la antiguamente denominada Plaza de Hernán Cortés, hoy Plaza Nueva, que encontré en mis pesquisas para tratar de desentrañar quién era, de una vez por todas, ése tal Hernán Cortés que da nombre a esa Foguera.

Bonito trabajo el que me encargaron sus comisionados para incluir en el llibret de 2007, y probablemente les defraudé, porque lejos de discernir entre tanto aspirante, no hice otra cosa que reafirmar el candidato que, fuera romanticismos de buen alicantino, por mayor notoriedad
era más lógico que diera nombre a la plaza.
Tras una ardua búsqueda, en la que se acumulaban los así llamados en toda Hispanoamérica, y quedándome tan sólo con los nacidos en España, en principio ha sido fácil separar los Hernán Cortés que, bien por su poco predicamento, bien por su nula vinculación con Alicante, se desmarcaban de ser posibles candidatos. Todo ello con la idea poco menos que preconcebida
de que me iba a quedar con los dos clásicos "rivales" al citado honor, que luego desvelaré. Así, descarté rápidamente a personajes tan variopintos como:
- Hernán Cortés, exitoso Director en los años 50 de la Banda de Música "Unión Musical de Valladares" (Vigo, Pontevedra), fundada en 1902 y con una historia repleta de galardones.
- Hernán Cortés Moreno, pintor gaditano retratista contemporáneo, m
iembro de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz, formado en la Escuela Superior de Bellas Artes "Santa Isabel de Hungría" de Sevilla, donde fue alumno de Antonio Agudo, y completó su formación artística en la Escuela Superior de San Fernando de Madrid.
- Hernán Cortés-Funes, Jefe del Servicio de Oncología Médica de un prestigioso hospital de Madrid y Profesor Asociado de la Universidad Complutense, que ha publicado más de 150 artículos en revistas internacionales de prestigio en diversas áreas de la Oncología Médica, es
autor de 5 libros y más de 50 capítulos en otros diversos, y editor de 11 revistas oncológicas científicas de ámbito nacional e internacional.

- Hernán Cortés, Subdirector de Medio Ambiente, Distribución y Desarrollo Sostenible de una prestigiosa empresa multinacional española del sector energético.
Pero, aunque ya he adelantado que doy por demostrada la identidad del ilustre personaje que dio nombre a la Plaza de Hernán Cortés, hechos los descartes mencionados cabía barajar no dos, como yo esperaba, sino tres personajes que, por unas u otras razones, podrían haber prestado su nombre al corazón del Distrito Hernán Cortés.
Es sabido que, desde que esta veterana Comisión se fundara allá en el segundo año de existencia de Les Fogueres, 1929, siempre ha existido cierta polémica en relación a quién es ese Hernán Cortés, sin que nadie haya dado una respuesta que pudiéramos considerar definitiva. Yo estoy convencido de darla en este artículo, zanjando la discusión de una vez por todas.

El conquistador extremeño

En un primer envite, ya era lo lógico pensar que el titular de la antigua (y moderna) Plaça Nova o Plaza Nueva no era otro que Don Fernando Cortés Monroy Pizarro Altamirano, que así se llamaba en realidad, nacido en Medellín, provincia de Badajoz, en 1485 y fallecido en Castilleja de la Cuesta, provincia de Sevilla, el 2 de diciembre de 1547, aunque enterrado en la ciudad de Méjico por expresa voluntad suya, en cuya Iglesia "Templo de
Jesús" se encuentran sus restos mortales, justo en el punto en el que Hernán Cortés se encontrara por primera vez con Moctezuma. Hijo único del hidalgo extremeño Don Martín Cortés y de Doña Catalina Pizarro Altamirano, y primo segundo de Francisco Pizarro, que fuera más tarde conquistador del Perú de los incas, como otros hidalgos su padre lo envió a Salamanca para que se instruyese, ciudad en la que estuvo sólo dos años, ya q
ue movido por su sed de aventuras la dejó y marchó a América, donde desarrolló vida y obras, hazañas y atrocidades (que de todo hubo), y se labró su entrada en la Historia conquistando Méjico a los aztecas, llegando hasta el mismísimo corazón del imperio mexica: la Tenochtitlán de Moctezuma Zocoyotzin, conocido como Moctezuma II.
Pues bien, acreditado el titular legítimo de la Plaza Nueva, como luego quedará sobradamente demostrado, nos podemos adentrar en el romántico empeño alicantino de encontrar un paisano, aunque fuera de adopción, que pudiera arrebatarle dicha titularidad de la plaza al conquistador. Pero aunque a nivel popular se defendía en el boca a boca, la literatura, el estudio y la
investigación siempre han sido implacables.
Así, Enrique Cerdán Tato, en su sección "La Gatera" del Diario "Información" del 25 de septiembre de 1997, en un artículo titulado "La Plaza Nueva", hace referencia al estudio del que fuera Archivero Municipal de Alicante, Augusto Fresneau, publicado en ese mismo diario el 5 de junio de 1966, al igual que ya lo hiciera el Presbítero Gonzalo Vidal Tur en 1974, en su libro "Alicante. Sus calles antiguas y modernas". Ambos coinciden en que Fresneau, en su artículo de investigación histórica, demuestra de forma fehaciente que se trata del Hernán Cortés que conquistara Méjico, pero que fue el sentimentalismo del pueblo alicantino el que quiso suplantar la titularidad de la plaza con un personaje más cercano a Alicante, tal vez condicionado por el hecho de que en la Plaza Nueva se ubicara uno de los primeros cines-teatro portátil de la ciudad en el año 1900. Igual esa es la clave, pues este Hernán Cortés era un actor que gozó de una época triunfal en Alicante y fallecía unos años antes, y puede que la proximidad en el tiempo
hiciera del hecho de situar este cine-teatro en la Plaza de Hernán Cortés, que el pueblo alicantino interpretara que la titularidad de la plaza le correspondía al desaparecido actor.
Por otra parte, en una conversación que tuve el placer de mantener con el polifacético actor y autor de teatro, el alicantino Alí Andréu Cremades i Moll, profundo conocedor de la historia del teatro en nuestra ciudad, éste afirmaba que, a su criterio, ese Hernán Cortés cuya titularidad de la plaza pretendían los alicantinos, era un actor mediocre que en absoluto hubiera merecido el honor de bautizar con su nombre una plaza alicantina. Como se suele decir, para gustos, colores. En un artículo no publicado, Alí Andréu Cremades aludía igualmente al escrito de Fresneau, y del mismo modo conocía de la existencia de ese tercer posible candidato, que ya adelanté que apareció casi sin querer, algo posterior cronológicamente, vinculado asimismo al teatro alicantino, y que como digo abordaré a continuación, aunque sea sólo como anécdota, pues reitero de nuevo que la titularidad de la actual Plaza Nueva está más que demostrada.
Pero antes de entrar a desvelar la investigación de Augusto Fresneau, tan definitiva para el tema que nos ocupa, veamos quién era ese segundo candidato a la titularidad de la plaza.


El actor que Alicante adoptó

Las primeras referencias que encontré sobre él aparecen en los títulos del cronista Vicente Ramos "El Teatro Principal en la Historia de Alicante (1847-1947)" publicado en 1965, y "Vida y teatro de Carlos Arniches" editado en 1966. En este último, en su tercera parte titulada "Hacia Barcelona", comenta el autor que durante la década 1870-1880 la vida alicantina, aunque
desdichada en el orden económico, se caracterizó por su brillantez en actividades del espíritu tales como los Juegos Florales, la creación de la Orquesta "La Lira" y de la Sociedad de Conciertos, o la instalación de la Academia de Pintura de Lorenzo Casanova, y menciona los triunfos de los actores Agustín Irles, Miguel Soler y Hernán Cortés.
En 1994, el escritor argentino Jorge Dubatti, en su libro "El teatro de José Echegaray en Buenos Aires (1877-1900)", habla de la Compañía de Hernán Cortés que en el Teatro Alegría de Buenos Aires representaba obras de Echegaray con notable éxito, añadiendo que la casi totalidad de los actores y compañías responsables de las puestas en escena de este autor en Argentina fueron españoles, mencionando al susodicho Hernán Cortés, Tula Castro, María Guerrero, Fernando Díaz de Mendoza, Mariano Galé, Juan Reig y Rafael Calvo.
Pero es, sin duda, en el mencionado artículo de Fresneau y en la obra "Personajes de la escena alicantina", publicada en 2002 por Jaume Lloret i Esquerdo, donde encontramos la semblanza más amplia de este personaje, si bien su primera biografía se la debemos, aunque con algunos errores que corrigiera posteriormente Vicente Ramos, al cronista popular y periodista de
"El Luchador" Francisco Montero Pérez.
Según estas fuentes, Hernán Cortés Hernández nació en 1845 en Pontevedra, hijo de un marino (tal vez militar), José, y una costurera, Carmen, naturales de León, que se establecieron en Alicante cuando Hernán contaba con tan sólo dos años de edad, residiendo en el primer piso del número 3 de la desaparecida Plaza del Camarada Maciá, en los alrededores del inicio de la hoy Prolongación de la Avenida de Alfonso el Sabio. Su formación como actor teatral se acuñó en las sociedades alicantinas de aficionados al teatro El Fénix (1852) y Cervantes (1866), y sus primeros pasos como amateur en el escenario al parecer se dieron en la Sociedad Lope de Vega (1863). Era contable y funcionario de Hacienda, trabajos que compaginaba con su afición
dramática. Contrajo matrimonio el 20 de diciembre de 1865 con la también actriz alicantina Matilde Maciá y Morales. Se hizo profesional, e ingresó en la Compañía de Pedro Delgado, del cual fue discípulo predilecto. Sus primeras actuaciones como profesional vieron la luz en 1868 en el Teatro Principal de Valencia con la citada compañía. No fue hasta la temporada 1874-1875 su primera actuación en Alicante, concretamente en el Teatro Principal, formando parte de la Compañía de Manuel Méndez, donde también participaba la pareja de bailarines alicantinos Antonia Garrigós y Enrique Lloret. Este mismo año 1875, de nuevo con
la Compañía de Pedro Delgado, inauguraría en Alicante el Teatro Español. Siguió alternando sus actuaciones entre el Teatro Principal y el Teatro Español, para posteriormente recorrer varios países de hispanoamérica con la famosa actriz Carmen Castro y establecerse en Argentina, donde formó su propia compañía, obteniendo un sonado éxito en el Teatro Alegría de Buenos Aires. Pero su afición desmedida al alcohol, unida a sus devaneos personales y profesionales, le perturbaron
de tal manera que le impulsó al suicidio, hecho que acaecería en enero de 1881 en la ciudad argentina de Tucumán.
Este Hernán Cortés fue muy querido en Alicante. En vida llegó a disfrutar de varios homenajes en El Fénix y en el primer coliseo alicantino. La más sonada, el 7 de diciembre de 1875. Una de las figuras relevantes de la escena alicantina del siglo XIX, interpretó todos los autores románticos españoles, especialmente Zorrilla, García Gutiérrez, Hartzenbusch, el Duque de Rivas y Echegaray. Pero mira por dónde, al final su única relación con la Plaza de Hernán Cortés, por desgracia más que por gracia, serían, con el transcurso de los años, unas líneas del mencionado himno "¡Bon Tabaquet!", de la Foguera que tomaría el nombre de dicha plaza: "...entre piules i esclafits, agarrem un bón tauló...".

La investigación definitiva
Y vamos con el concluyente artículo de Fresneau. En su escrito en el Diario "Información", de fecha 5 de junio de 1966, el entonces Archivero Municipal de Alicante dio con la prueba fehaciente de la titularidad indiscutible del conquistador Hernán Cortés para la que hasta entonces había sido Plaza de Santa Teresa y Plaça Nova. En su artículo sienta cátedra al demostrar que el Ayuntamiento de Alicante, el día 19 de septiembre de 1862 modificó el nomenclátor de las calles de Alicante, y en concreto y muy especialmente las de la zona del ensanche, es decir la zona que afecta a la hoy Plaza Nueva.
No contento con esto, fui a buscar en la fuente original de información que consultara Fresneau, y así, en el Libro de Cabildos correspondiente al año 1862, que se conserva en el Archivo Municipal de Alicante, pude leer, no sin cierta dificultad, el Acta de la Sesión Ordinaria del 19 de septiembre de ese año, concretamente en el desarrollo del punto 9 del Orden del Día, en la que se recoge la iniciativa de la Alcaldía que, haciendo referencia a la relación de nombres destinados a las calles nuevas que resultasen, y a aquellas que los tuviesen inadecuados o improcedentes que propuso la comisión municipal nombrada a tal efecto tras el trazado del plano geométrico de la ciudad en 1849, es aprobada, y se acuerda cambiar el nombre de la Plaza de Santa Teresa, a fin de corregir la duplicación de nombres que existía con la así rotulada en el Barrio de San Antón. Pues bien, en la nómina propuesta por la citada comisión, entre otros, figuraban los nombres de todos los personajes de la epopeya americana, y entre ellos los de Hernán Cortés y Colón, que fueron los elegidos para sendas vías públicas del Barrio Nuevo.
La cita textual de ese irrevocable momento, para desvelar de una vez por todas la discusión de la titularidad de la Plaza Nueva, es la siguiente: "A la plaza de Sta. Teresa en el Barrio nuevo intramuros, Plaza de Hernán Cortés".
Lo cierto, en definitiva y para mayor evidencia de lo expuesto, es que en septiembre de 1862 nuestro actor alicantino de adopción, Hernán Cortés, tenía... ¡diecisiete años! En el remoto supuesto de que a esa edad hubiera alcanzado suficiente fama como para merecer que rotularan una vía pública con su nombre, con absoluta seguridad se hubiese expresado en la moción
presentada por la Alcaldía.

El alicantino en el olvido
Y no hay dos sin tres. Demostrado este punto, vamos a lo anecdótico. De no haber estado tan clara la conclusión del tema que nos ocupa, habría mareado la perdiz la salida a la luz de un tercer candidato, otro Hernán Cortés... y este sí, alicantino de pura cepa, y también relacionado con el teatro, aunque autor, no actor, y algo posterior al de adopción.
La primera pista la encontré en la obra "El sainet valencià durant el segle XX", también de Jaume Lloret i Esquerdo, publicada en 1994, donde nos podemos encontrar esta cita textual: "Entre els saineters de principis de segle reixen en popularitat Eduard Escalante Feo (fill d'Escalante), Eduard Perlà, Josep Ferrando, Salvador Soler i Hernán Cortés". Obviamente me quedé un poco descolocado, ¿el tercero en discordia? Evidentemente, si Jaume Lloret hablaba de primeros del siglo XX no podía tratarse del fallecido en 1881.
Rebuscando un poco más, di con un estudio de Francisco Reus Boyd-Swan, del Departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, que fuera su tesis doctoral y era publicado en 1994. Su título: "El Teatro en Alicante (1901-1910)". Entre los grandes puntos de repaso al teatro en Alicante, destaca Reus la gran
aceptación de que gozaban las obras escritas en valenciano, después del enorme proceso de castellanización que se operaba en todo el País Valenciano a partir sobre todo del siglo XVIII, proceso que era asumido y aún acelerado por la burguesía valenciana, más atenta a los intereses de la clase dominante que a los del pueblo llano, de quien intentó distinguirse mediante varios procedimientos, uno de los cuales resultó ser, precisamente, la no utilización de su propia lengua. No obstante, es igualmente sabido que a nivel familiar y popular se seguía utilizando el valenciano, aunque la lengua de cultura, ya a mediados del siglo XIX y principios del XX, era el
castellano. Por ello, el intento de revitalización de la lengua llevado a cabo por algunos escritores valencianos tuvo un amplio eco en las tres provincias, y concretándonos a Alicante, aunque no llegó a tanto como en Valencia, alcanzó gran éxito, exigiendo el público la representación de las
obras más populares del teatro valenciano que fundamentalmente estaba compuesto por sainetes, dada la gran fama que alcanzaron figuras como Escalante, Salvador Soler, José Ferrando, Bernat i Baldoví, Guzmán Guallar, José Ángeles, los alicantinos Manuel Hernán Cortés y Manuel Rupert Mollá y el alcoyano Antonio Virosque. Y añade Reus, por último, que tal grado de aceptación tuvo el teatro valenciano, que hubo intentos (y algunos importantes logros) en el género lírico, con algunas interesantes zarzuelas junto con juguetes líricos.
Pues bien, el mencionado autor se llamaba Manuel Hernán Cortés García, y fue su principal obra la titulada "¡Fora baix!", obra de teatro en valenciano declamado, de la que me ha sido imposible conseguir consultar ningún ejemplar, aunque sí localizar algunos, en concreto uno en la Biblioteca de la Universidad de Navarra, y otro en la Biblioteca Nacional, ambos ejemplares datados en 1931, y es de suponer que con paciencia se puedan encontrar más. "¡Fora baix!" tiene como comentario en portada: "Choguet bilingüe en un acte, dividit en dos cuadros y en prosa, orichinal de Hernán Cortés". Fue estrenada en el Teatro Principal el 22 de marzo de 1902 por la
Compañía de José Valls y Bonifacio Pinedo, y en años posteriores, de nuevo en el coliseo alicantino, los días 16 y 20 de noviembre de 1904 y 9 de enero de 1905, a cargo de la Compañía de Manuel Lloréns. Años más tarde se pudo ver en el Teatro-Cine Sport, los días 9 al 13 de octubre de 1909, por la compañía de Jaime Rivelles.
Otras obras de este autor alicantino, de las que no he encontrado más información que sus títulos, son: "Agarreu-lo!" y "Targetes postals", ambas en valenciano y en verso.
En resumidas cuentas, bajo mi punto de vista está sobradamente demostrada la titularidad de la actual Plaza Nueva en el conquistador extremeño Hernán Cortés. El romanticismo y el alicantinismo acérrimo que nos caracteriza a los hijos de "La Terreta" son los que dan soporte a la leyenda del Hernán Cortés actor que triunfó en nuestra ciudad. Y ya que no hemos "descubierto las Américas" con este artículo, porque ya estaban descubiertas por Arturo Fresneau, sino sólo ordenado pequeños fragmentos dispersos de opinión, historia y leyenda, al menos sí ha servido para sacar del olvido ese otro Hernán Cortés, como decía antes, este sí, alicantino de pura cepa, y que, ¿por qué no?, tal vez algún día dé título a la plaza o la calle del Escritor Hernán Cortés.

Armando Parodi Arróniz

 
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