03 junio 2008

LOS HERMANOS TONETTI

MIguel Ángel Perez Oca, durante la presentación de su libro "El Telescopio", en la Sede Universitaria

Los hermanos Tonetti eran unos magníficos payasos especializados en recibir bofetadas y poner cara de tonto. No me había reído tanto hasta que he visto a sus émulos: los señores Rajoy y Losantos.
Donde las dan las toman, el alguacil alguacilado, quien siembra vientos recoge tempestades, etc. etc. Nuestra lengua está llena de refranes y frases hechas que refieren, con singular regodeo, el hecho frecuente de que quien adopta una mala actitud suele recibir tarde o temprano una dura bofetada de la vida que, de manera inevitable, acaba devolviendo al insolente el trato que ha dado a los otros.
No me gusta hacer leña del árbol caído ni burlarme del que, cual clown de circo, recibe las bofetadas y se queda con cara de tonto. Pero es que hay veces que tiene uno que contenerse para no echarse a reír viendo al acusica de ayer convertido en objeto de rechazo o indiferencia de los que antaño le hacían el trabajo sucio.
Me pregunto cómo se sentirán el señor Rajoy y el señor Losantos, viendo cómo los que les apoyaban en la feroz campaña de insultos a todo el que no comulgara con ellos, ahora los dejan con el culo al aire; cuestionando el liderazgo del que ahora quiere cambiar de chaqueta y lavándose las manos ante las denuncias del ofendido Gallardón por las acusaciones del otro. Cuanta ingratitud, deben pensar ambos, ante la deserción a dos bandas de la aristocrática Aguirre, el telefónico Zaplana, el inefable Acebes, María San Gil y unos cuantos más.
El otro día, ante la tele, alucinaba viendo al jovencito repeinado, a la señora de colorete y permanente y al anciano con aspecto de jubilado de alto estanding, hablar en contra del jefe del PP con los mismos argumentos con los que antes condenaban al diabólico Zapatero. La verdad es que solo fueron 200 a la manifestación hostil, porque la gente no es tonta y, salvo estos casos de candidez enternecedora, no se puede ser tan inocente que no comprenda uno que lo están manipulando. El aludido y vilipendiado Rajoy conoce muy bien estos mecanismos, que él utilizó durante toda la terrible legislatura pasada hasta la saciedad, auxiliado por sus colaboradores, que ahora se han marchado dejándolo solito. Él sabe muy bien que quienes animan a los integristas incondicionales que el otro día aullaban en su contra a la puerta de la sede de Génova, mienten y saben que mienten, de la misma manera que él y sus muchachos mentían y sabían que mentían. Y ahora recibe un chaparrón que no debiera provocarle ninguna sorpresa.
Ahora, parece ser que el señor Rajoy, en vista de que la agresividad y las veleidades de extrema derecha no le han resultado rentables, quiere centrarse, hacerle un guiño camaleónico al votante indefinido de la zona central del espectro. Hay que cambiar, nos dice, y parece insinuarnos algo más: Lo que pasa es que hasta ahora fue un rehén de Aznar, preso, como entre una pareja de la Guardia Civil, por sus acompañantes impuestos Acebes y Zaplana. Por eso se ha deshecho de ellos y le ha enseñado los dientes a El Mundo y la COPE, mientras se arrima a Gallardón; a ver si así nos da el pego y nos creemos que siempre ha sido un progresista frustrado y secuestrado por la extrema derecha.
¡Que no me lo creo! Que si hubiera sido un conservador moderado convencido, como quiere hacernos creer ahora, hubiera tenido el rasgo moral de dimitir y, entonces sí, podría haber largado en los medios, con la autoridad de quien antepone la honestidad ideológica a las perspectivas de poder. Rajoy y los suyos, sin la más mínima decencia política, jugaron a ser Gil Robles y perdieron, porque nos asustaron al personal con tanto “Se rompe España”, “Zapatero traidor que negocia con ETA” y tanta gaita. Y ahora él quiere desprenderse de sus comprometedores cómplices y que nos creamos que es Kennedy; y lo que aún resulta más insólito, que se lo crean los hooligans de extrema derecha que estuvo amamantando durante cuatro años y que ahora se vuelven contra él.
En cuanto al agresivo y desagradable Jiménez Losantos, la cara de tonto que se le puso en el pleito del otro día fue de antología, y sus desahogos verbales en la COPE, dándole caña a los que antes le daban la razón, patéticos y tragicómicos.
En fin, que donde las dan las toman.

Miguel Ángel Pérez Oca.
(Leído en Radio Alicante el 3-6-2008)

 
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