13 julio 2008

ODA AL "TONTO DEL PUEBLO" (I)

¿Conocen la historia del "mono loco"?
Seguro que sí.
El mismísimo Darwin habló de él.
Y es que entre otras muchas cosas, la Teoría de la Evolución Humana habla de la transformación de aquellos primeros homínidos que habitaban las sabanas africanas (llamados Australopithecus) hasta convertirse en lo que hoy se conoce como el Homo Sapiens.

Seguro que todos nosotros hemos visto más de una vez a esta señora. Foto enviada por Carles Vela

Pues bien, en ese lento pero seguro proceso evolutivo, se dice que existió un "mono loco"; un primate distinto al grupo, extraño, inconformista..., que un buen día decidió bajar del árbol en dónde residía toda su especie y comenzó a andar, a usar utensilios con sus manos y a valerse por sí mismo.
La verdad es que sus congéneres se tuvieron que reír a punta pala....
-¡Mirad! Ahí va ese mono loco. Con lo agustito que se está en el árbol, de rama en rama.
Aquel homínido hacía algo extraño para ellos, muy diferente a lo establecido. Y al principio eso causó estupor.
Pero no hay duda que las grandes y temerarias andanzas del "mono loco", fueron la base de nuestro (supuesto) desarrollo mental actual.
Y ustedes se preguntaran por qué narices le cuento todo esto, ¿verdad?
A lo largo de la historia, por los pueblos de España, han existido unas personas llamadas “Tontos del lugar” de quien la literatura decía “el tonto de mi pueblo come todos los días y yo no”. Figura entrañable y patética a la vez, que hablaba, por un lado, de esa ignorancia servil y secular de nuestros pueblos, y, también, de su retraso. Que hablaba de la picaresca y la burla cruel y paradójicamente, de la entrañable acogida de los pueblos de todos los suyos incluido el tonto del lugar. Cada ciudad tenía, y algunas aún tienen, a su tonto particular. Amados, temidos y odiados a partes iguales, vivían en las calles, en un tiempo en que los hombres acostumbrábamos a caminar más por nuestra ciudad y usar menos los vehículos a tracción.
Ellos eran los "monos locos" de la sociedad del siglo XIX y XX; seres en verdad extraños, incómodos, que vivían de forma peculiar muy alejados de las pautas establecidas.
Hoy, casi todos ellos han desaparecido.
Y si bien los hemos criticado hasta la saciedad durante décadas, en la actualidad los echamos de menos.
Añoramos su sencillez, su alegría, su bondad, su inocencia....
Por ello, me gustaría cantar una cariñosa oda a los "tontos del pueblo". Esos hombres borrachines, vagabundos, vividores, vagos…;
Encantadores.

Ninot del "Negre Lloma", que aparecía en la foguera oficial 2007 del Ayuntamiento

Uno de ellos era el “Negre Lloma”.
Y sí, es cierto, ¡¡¡era negro!!!
No lo digo por nada, claro está. Pero es que en esta ciudad, a principios de 1900, ver a un hombre de color (negro) por nuestras calles, era cuanto menos “extraño”.
Su historia es larga y confusa: se sabe que vino en un barco, de nombre Tiflis, que se incendió en el puerto. Se ganaba la vida a base de limosnas, bailando descalzo por la Explanada y silbando desconocidas cantinelas de su país. Dormía en la Playa del Postiguet, junto a una pequeña embarcación de pesca. Algunos dicen que era un pelín vago, aunque otros afirman que padecía lesiones vasculares que le impedían moverse más rápido. Su muerte fue tan confusa como su propia vida: quizá murió de frío en una carretera de Vistahermosa; o quizá en el Hospital Provincial con las dos piernas amputadas…
Aún hoy existen dudas.
En cualquier caso, sólo la idea de imaginármelo enterrado junto al Tío Paco en el Valle de los Caídos, me produce gran alegría.

El Gran Caruso.... alicantino

Nuestro compañero Miguel Ángel Perez Oca también nombró en cierta ocasión a el Chache”, en su libro “El Telescopio” (ECU, 2008).
Por lo visto era un homosexual, alto, guapo y bien vestido, que vendía flores. En aquellos años de incomprensión, complejos y machismo desaforado, algunos jóvenes alicantinos le daban palizas y humillaciones en plena calle.
También había un exhibicionista en San Blas, bajito y poco agraciado.
No se rían, es verdad.
Se dedicaba a abrir su gabardina a todas las chicas que se cruzaban con él, mostrando sin pudor el escueto "pistacho". Recuerdo que mi suegra me contaba la historia con humor, relatando cómo salían todas las chicas disparadas en dirección contraria, entre gritos y risas.
De aquellos años también es “Charlotiu”, el hombre bala, que vendía joyas, relojes y anillos por la Explanada. Su maletín y su sonrisa contagiosa eran bien conocidos en todo Alicante.
Y el Gran Caruso, como no, albañil de profesión que cantaba de pena obras como “Granada”, de bar en bar. Con su poblado mostacho, lazo al cuello y traje lleno de medallas, deleitaba a los transeúntes con su voz desentonada y áspera.

"Charlotiu", en pleno trabajo

Siempre ha habido gente con clase y clase de gente.
Ellos pertenecían al primer grupo, no hay duda.
Actualmente, los alicantinos aún podemos ver a ilustres por nuestros barrios.
“El Jose”, en la Florida. Un hombre cuarentón, de apariencia eternamente joven, que juega al futbol con los niños del barrio desde hace décadas y realiza grandes piruetas con su roída bicicleta. Nunca ha sido problemático, ni ha tenido un ápice de maldad. La gente lo cuida, viste, pela, da de comer y saluda, mientras circula por las calles con un viejo transistor, gritando a los coches “A quien no le guste el futbol… que se muera”. En La Florida circulan oscuros rumores sobre sus pertenencias: algunos dicen que tiene mucho dinero, legado de alguna herencia familiar.
¿Verdad?
¿Mentira?
No importa.
Pero no es el único.
También estaba "el borrachin”, que trabajaba limpiando y engrasando las persianas de las tiendas. Bajito, de piel oscura y bigote "cantinflero", acostumbraba a llevar un cubo de grasa en la mano derecha y una brocha en la izquierda. Él no andaba... zigzagueaba por los efectos del alcohol. Un buen día, cansado de su vida triste y solitaria, se suicidó al tumbarse en la vía y dejar que el tren lo arrollara. Muchos alicantinos no saben su final... y aún preguntan por su paradero.
Todos ellos fueron entrañables.
Unicos.
Muy nuestros.
Los “tontos del pueblo”, pero dicho con el mayor de los cariños.
O como dice "El Jose": sí, sí... yo seré tonto, pero "el jose" no trabaja, no madruga y se lo pasa muy bien. ¡Viva el Hércules… y a quien no le guste que se muera!"
Amén maestro.
No cambies nunca

SEGURO QUE CONOCES A MUCHOS PERSONAJES
"CURIOSOS" DE LA HISTORIA DE ALICANTE.

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