15 octubre 2008

SER ALICANTINO... ¡¡DUELE!!: CANALEJAS, CUATRO MONUMENTOS Y UN FUNERAL


INFAMIA: Descrédito, deshonra; privación o pérdida del buen nombre de uno.
 (Real Academia Española © Todos los derechos reservados)

Existe una clara diferencia entre las tres primeras partes de la campaña "Ser alicantino... ¡¡duele!!", iniciada por la Asociación Cultural Alicante Vivo hace algo más de un mes,  con esta cuarta. 
Si bien el "nuevo" y joven alicantino es probable que desconociera las figuras de  nuestros primeros ilustre homenajeados,  a saber, D. Eugenio Barrejón, D. Antonio Rico Cabot o D. Trinitario María González de Quijano, sí es cierto que el monumento y el paseo que hoy tratamos en profundidad, SÍ es bien conocido por todos nosotros.
Sin excepción.
Canalejas y su entorno es un claro referente en nuestra ciudad, no sólo por su céntrica ubicación, sino por la importancia histórica del paseo y su "hermana" mayor: la Explanada.
Por ello, esta edición de "Ser alicantino... ¡¡duele!!" es mucho más dolorosa que las anteriores: en los últimos años, los habitantes de Alicante y sus dirigentes han olvidado, repudiado, menospreciado y abandonado a su suerte uno de los lugares más bonitos y queridos de la ciudad.
El "menfotisme", en este caso concreto, es doblemente vergonzoso. Todos y cada uno de nosotros deberíamos hacer una reflexión de cómo se ha degenerado uno de los pilares culturales, patrimoniales e historicos de la ciudad.
Sirva esta infamia como advertencia de lo que puede ocurrir en unas pocas décadas si no mimamos y respetamos  más nuestro escaso bien cultural. 
Hoy, más que nunca, "Ser alicantino... ¡¡duele!!"

EL PASEO DE CANALEJAS

Antes llamado "Explanada del Varadero", el Paseo de Canalejas surgió al ordenar y delimitar el espacio resultante tras la demolición del baluarte de San Carlos, que se utilizaba para acumular mercancías del puerto y, sobre todo, los barriles de vino que por miles salían vía marítima.
Siempre fue un lugar tranquilo, un paseo de relajación y esparcimiento, ubicado junto a su hermana mayor: la Explanada de España. Allí estaba el mar, compañero inseparable de los alicantinos, que acariciaba con su brisa los imponentes ficus que lo custodiaban y abrazaban con sus ramas. Además, el conjunto monumental del Paseo de Canalejas era sin duda el más destacado de la ciudad, tanto por su cantidad, como por su importancia y calidad. El paseo estaba custodiado por dos perros elevados sobre peanas, apadrinado por el Monumento al ilustre Carlos Arniches (obra póstuma de Daniel Bañuls) y rematado con un conjunto escultórico donado por el ilustre D. Manuel Prytz y Antoine. Tanto la fuente como los leones estuvieron antaño en su finca Bellavista, situada en Sant Joan d’Alacant. En los años 40 fueron sacados de la finca y colocados en el Paseo de Canalejas, esquilmando así el patrimonio cultural de la villa de Sant Joan.

Este es el aprecio que los alicantinos y nuestros dirigentes mostramos hacia nuestro patrimonio cultural. ¿Encuentran las diferencias entre las fotografías? La degeneración es progresiva. O hacemos algo, o dentro de 20 años la mayor parte de nuestro patrimonio podría desaparecer.

A día de hoy, todo ha cambiado.
Es cierto que el Mediterráneo sigue mesando las copas de sus poblados ficus.
Pero el estado de todos estos monumentos es deplorable. ¡Todos! La fuente del niño flautista (similar a la del Palacio del Marqués de Dos Aguas, en Valencia), lleva más de una década mutilada; los leones de Prytz perdieron los rabos en el último botellón de Carnavales, así como el morro de uno de los dos perros que desapareció en las mismas fechas; el otro perro lleva casi dos décadas mutilado, y Carlos Arniches se resquebraja poco a poco sin que ninguno de nuestros políticos se haya preocupado jamás por reparar este conjunto escultórico.
Acabada la Volvo Ocean Race, esto es lo que Alicante ofrece a sus turistas y vecinos: las ruinas de un parque que siempre figuraba en nuestras postales y hoy nos negamos a reconocerlo.

 
 
 

EL MONUMENTO A CANALEJAS

El 12 de noviembre de 1912, José Canalejas Méndez salía tranquilamente de su casa en Madrid y, sin escolta, se dirigía a presidir el Consejo de Ministros. A la altura de la Puerta del Sol se cruzó con Manuel Pardinas, anarquista que pretendía atentar contra Alfonso XIII.  Al ver esta inesperada oportunidad, el terrorista no se lo pensó dos veces y mató de un tiro en la cabeza al Presidente del Gobierno. Él mismo se suicidó después.
Alicante decidió dedicarle un monumento en agradecimiento a sus gestiones para el engrandecimiento de Alicante y el saneamiento de su puerto. El lugar escogido fue el inicio del paseo de su nombre, en la entonces denominada Plaza de España. La obra de Bañuls se inauguró, sin terminarse, el 13 de diciembre de 1914 tras la llegada desde Barcelona de la estatua de broce de Canalejas. Años después, se iría completando la obra hsta finalizarla en 1916.


A día de hoy, el monumento de Vicente Bañuls se encuentra abandonado a su suerte, repleto de plantas que brotan entre sus grietas, con grandes manchas de óxido y restos de una instalación eléctrica obsoleta. La estatua del político tiene el sable doblado y uno de los relieves de mármol está roto.
Este es el homenaje que el Alicante del siglo XXI rinde al ilustre Canalejas; un gran político que hizo grandes cosas por la ciudad
 

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