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Publicado por Jesús
Domingo.
No recuerdo bien se hacia frió o calor, pero sí recuerdo el olor de la resina de los pinos, y las pataletas de mi hermano al recibir el impacto del huevo en días de mona. También recuerdo cómo los pedales corrían mas que nuestros propios pies..., radios y tijas quebrados contra el adoquín del canalón..., la malvada pelota que buscaba siempre las terrazas mas bajas del monte..., alguna pedrada cariñosa y mucha mercromina de la roja....
No recuerdo bien se hacia frió o calor, pero sí recuerdo el olor de la resina de los pinos, y las pataletas de mi hermano al recibir el impacto del huevo en días de mona. También recuerdo cómo los pedales corrían mas que nuestros propios pies..., radios y tijas quebrados contra el adoquín del canalón..., la malvada pelota que buscaba siempre las terrazas mas bajas del monte..., alguna pedrada cariñosa y mucha mercromina de la roja....
Recuerdo los pantalones de campana y la moda de ayer que vuelve a ser la de hoy..., las imágenes un tanto descoloridas, en tonos pastel, como en una transición del B/N al technicolor, como si un cuarto de siglo fuese mucho tiempo.
Como si el mundo, mi mundo, empezase en aquellos días.
Aquellos maravillosos años, ya sin pavo real, ni sargento, ni pérgolas, ni agua..., pero con el encanto de un lugar especial.
Ni por mil Terras Míticas hubiese cambiado aquellos momentos, mis momentos.
Vinieron Lomoranes, palmerales y mas que vendrán, pero ninguno como el parque del castillo, mi castillo, nuestro castillo.
¿Podrán algún día nuestros hijos vivir esa sensación?
¿Podremos revivir nosotros las experiencias que allí sentimos?
En nuestras manos está.
Asociación Cultural Alicante Vivo
