04 junio 2014

CÓMO SE ENFRENTÓ COCENTAINA A LA CRISIS BAJOMEDIEVAL (PARTE 2)




El impacto sobre la ganadería.

En Cocentaina predominaron los pequeños tenentes de ganado, alentando el desarrollo de las actividades artesanales la ganadería equina, especialmente la cría de asnos y mulos, de gran ayuda en la labranza y en las labores de la arriería de cristianos y musulmanes. Su piel también aprovechó a los curtidores. Los “perayres” junto a particulares de Albaida y gentes de posición acostumbraron a venderlos y a comprarlos.

Los rebaños de ovicápridos proveyeron de lácteos, carne y lana a los contestanos. Las transacciones ganaderas resultaron particularmente intensas con Alicante, Alcoy y Biar. En 1416 el contestano Pere Berbegal se comprometió a satisfacer 926 sueldos al biarense Domingo Pérez por un rebaño de cabras. En las veredas de la baronía el ganado forastero no tuvo el mismo protagonismo que en otros territorios hispanos. Generalmente los ganados no menoscabaron aquí los cultivos, regulándose los aprovechamientos a través de ordenanzas locales, pero en 1422 la escasez provocó problemas. Varios particulares acusaron al carnicero Pasqual d´Espanya de invadir olivares, viñas, bancales de leguminosas y trigales. El guardián de Muro encontró una vaca del prohombre Domingo Nogueroles en el trigal del moro Caat Castelli de Fraga en el piedemonte (el “raiguer”).

Imponer orden distó de ser fácil, y en 1397 los ganaderos Martí de Agres se encararon violentamente con las autoridades de Cocentaina, llegando a talar las cosechas del guardián de la alquería y huerta de Muro Joan Crespo. Pese a todo se logró impedir la arbitrariedad de los grandes señores de rebaños, compatibilizándose la ganadería con la agricultura y la artesanía.

Las oportunidades comerciales.

En cierto modo el lesivo gravamen dejado por la guerra con Castilla actuó como un reto capaz de espolear la recuperación. Para pagarlo Pedro IV permitió al municipio contestano en 1376 el cobro de sisas o impuestos sobre las transacciones del pan, el vino, la carne y otros artículos de primera necesidad. No se exceptuó ni a gentes de paso ni a mercaderes forasteros, y la imposición se renovó en 1381 y por veinte años en 1386. La venta de vino contestano ayudó a pagar tales cargas y a sufragar  la compra de trigo en Castilla, al igual que la cosecha de higos en Alicante y la venta de pasas en Denia abrieron vías de escapatoria a la crisis. El desarrollo de la agricultura comercial y la diversificación de las actividades artesanas, a veces con la inestimable aportación de la población musulmana de condición mudéjar, dio alas al comercio contestano.

Palacio Condal de Cocentaina

El auge de las transacciones mercantiles en Cocentaina se reflejó en las recaudaciones señoriales del peaje y del alhóndigo, mesón de origen islámico habilitado para el alojamiento de viajeros y la custodia de sus mercancías. De 1378 a 1426 el peaje llegó a rendir hasta un 123% más, y un 125% la alhóndiga entre 1378 y 1421. Las incursiones granadinas en territorio valenciano, la inseguridad de los caminos, los malos años agrarios o las obras de reparación de la propia alhóndiga en 1428 no detuvieron esta tendencia al alza, igualmente consignada en Alicante a lo largo del siglo XV. El abastecimiento triguero mejoró con el establecimiento a comienzos del Cuatrocientos del almudín, encargado de proporcionar grano y simiente a los campesinos necesitados y harina a los panaderos, cobrando una tasa de interés por el préstamo. El alza del precio de los alimentos preocupó sobremanera, y se impuso su debida provisión en la alhóndiga para que los forasteros no acudieran a comprarlos a la villa. No en vano en los años de mala cosecha los mudéjares de las alquerías de La Alcudia y Gayanes llegaron a consumir con mayor abundancia cereales inicialmente destinados al ganado como la “dacsa” o la alcundia.  

El crecimiento comercial animó a un buen número de campesinos cristianos y musulmanes a complementar sus ingresos como arrieros o “traginers”, animando a su vez la artesanía y la ganadería. Los contestanos necesitaron en consecuencia mayores cantidades de sal, y exigieron a las autoridades reales que en Játiva se las vendieran a 12 dineros la fanega según la disposición de 1287, que en teoría obligaba al arrendador de las salinas saetabenses a disponer de depósito en Cocentaina y vender la fanega al susodicho precio. Los mudéjares del arrabal comerciaron con mayor afán en el mercado local, y en 1393 fueron agraciados con una almotacenía propia, encargada de supervisar la licitud de las transacciones, recayendo por decisión señorial en Alí Abnayub Mayella, que pudo transferirla a su hijo Mahomet en 1399. Al socaire de los negocios se forjó tanto una oligarquía islámica como cristiana dispuesta a colaborar con la señoría a cambio de ofrecimientos de enriquecimiento y de distinción social. 

 La coexistencia entre cristianos y musulmanes.

A diferencia de las mayoritariamente cristianas Alcoy y Alicante, y las predominantemente islámicas Elda y Novelda, la baronía de Cocentaina tuvo una población mixta como Elche. La villa contestana estuvo habitada por unas 350 familias cristianas, y su morería anexa del arrabal por unas 159 musulmanas y 27 cristianas. Alrededor de la villa se emplazaron una serie de alquerías de poblamiento islámico: Muro con 36 familias (y 13 cristianas), Gayanes con 26, La Alcudia con 16, Turballos con 9, Cela con 3, y el resto de las consignadas con 7.

La mayoría cristiana vivió más agrupada que la musulmana, cuya condición tributaria (o mudéjar) reportó la quinta parte de los ingresos fiscales de la señoría. Los propietarios cristianos también contaron con el servicio de arrendatarios y aparceros islámicos, que constituyeron más de la mitad de la población musulmana.

Las incursiones granadinas en el Reino de Valencia en los años de 1385-86 y el grave estado de tensión desatado en 1391 a raíz de los tumultos contra los judíos no quebraron la coexistencia entre cristianos y musulmanes contestanos. En abril de 1398 el rey Martín el Humano clamó contra los “desafrenats” de Cocentaina, Alcoy, Onteniente, Biar, Orihuela, etc. que sin temer a Dios y a la ley del Reino valenciano amenazaron a los musulmanes bajo pretexto de la cruzada norteafricana. Ahora bien, a los cristianos no les convino privarse de valiosos auxiliares en un tiempo de zozobras. Dirigidos por una minoría más o menos letrada presta a cooperar como ya dijimos a cambio de reconocimiento social y de lucrativos negocios, muchos musulmanes se conformaron con su estatuto mudéjar, protegidos legal y religiosamente por la organización local de su aljama. La emigración a Granada entrañó el peligro de la pérdida de bienes y del deterioro de los contactos familiares sin conseguir una mejora sustancial de vida en lo tributario.

 La coexistencia se impuso, defendiéndose a veces intereses comunes. En la revuelta de 1368 contra los agentes reales los musulmanes se sumaron a la resistencia. En 1380 el alfaquí Hamet Abdarache ordenó el poblamiento de Torremanzanas (la Torre de les Maçanes) con los poderes otorgados por el cadí o juez islámico de Cocentaina y el auxilio, entre otros, del baile contestano Andreu de Pujaçons frente a las pretensiones de Penáguila y Jijona.

Los acuerdos de gobierno entre la señoría y la oligarquía.

La complejidad social de la villa y baronía de Cocentaina impide absolutamente considerarla una simple comunidad campesina sometida a la autoridad señorial. Tanto doña Sibila como doña Violante, residentes habituales en puntos como la Barcelona cortesana,  transigieron con los poderosos locales para que sus mandatos se cumplieran con mayor acatamiento y efectividad, anudándose a escala más circunscrita una relación “pactista” que no fue exclusiva del monarca y la sociedad de órdenes de los Estados de la Corona de Aragón.

Los oficios señoriales sellaron tal alianza. En 1398 doña Violante otorgó la alcaidía del castillo y la bailía de la villa con unos emolumentos anuales de 50 florines al caballero Pere Martínez de Vera, desplazando al ciudadano valenciano Miquel de Novals, al frente de tales responsabilidades desde 1387, presentando documentos de pago y las reservas de trigo, armas y arneses. Se reservó con premeditado cálculo el 10% de los ingresos locales de la señoría para los prohombres en concepto de distintas remuneraciones.

Las dificultades de la época condujeron a agrias disputas sociales en numerosas localidades de la Corona aragonesa, pugnándose por el reparto de las cargas tributarias, las medidas comerciales y la gestión municipal. En el último tercio del siglo XIV los reyes y ciertos magnates aprobaron las reformas de muchos concejos. En 1382 doña Sibila dio el beneplácito para que los vecinos escogieran al día siguiente de Todos los Santos para el “consell general” treinta representantes anuales, diez de cada mano o categoría urbana. Integrada por las familias de los prohombres, la mano mayor resultó claramente favorecida frente a las más numerosas media y menor. Asimismo se incentivó el desempeño del oficio del justicia con la retribución de 500 sueldos al año. Doña Violante en 1393 autorizó asimismo al “consell” a elegir seis candidatos para que el baile extrajera al azar tres para los oficios municipales más descollantes.

El deseo señorial de protección de la oligarquía chocó con la tozudez de la crisis. El abandono de la villa por muchos prohombres, imputada a la esterilidad de los tiempos, indujo a los munícipes a pedir a la señora en 1394 que se escogieran por suertes doce varones aptos para los oficios. Se temió el acceso al poder local de las categorías sociales subalternas. Las banderías o enfrentamientos entre facciones familiares por el dominio, tan habituales en tierras aragonesas, añadieron mayores dificultades. Peleas o “bregues” como la protagonizada por Bernat Martí armado de lanza alimentaron un ambiente violento susceptible de estallar por motivos de preeminencia o de otro tipo. En 1401 se les quiso poner coto imponiendo treguas. El acto de bandería más renombrado del que tengamos noticia lo llevó a cabo el baile Pere Martínez de Vera, de cuyo linaje ya nos ocupamos en otro artículo de esta misma página. En 1421 suspendió la elección del “consell”. Entre sus excesos se contaron hacer huir a sus rivales de Cocentaina, el ataque a Muro y violentar la corte del justicia.

El ideal de vida caballeresco, heredero de la ambiciosa acometividad de los primeros repobladores, también se plasmó en la creación de pequeños dominios susceptibles de convertirse con el transcurso del tiempo en señoríos de carácter inferior dentro de la baronía. Mosén Pere Guillem Cepello o Lluís Català dispusieron de su propia alquería. El caballero generoso Bernat de Bonastre gozó de la tenencia de partes de Fraga, Beniamer y Benitaer hasta que las cedió a los cistercienses.

Faccionalismos y ambiciones individuales no impidieron que se alcanzara en Cocentaina una cierta paz pública, con todas las reservas que se quiera, alejándose de la insurgencia de los días de la Unión o de las graves disensiones que conmovieron a Mallorca y a Cataluña en el siglo XV.

El ideal comunitario.

 Los enfrentamientos de la Baja Edad Media convirtieron en deseable el ideal comunitario del Cuerpo de Cristo, el de una sociedad cristiana respetuosa de los preceptos eclesiásticos, acercándolo a los seglares las cofradías, células de una nueva vida.

Doña Violante
En 1391 doña Violante aprobó los estatutos de la cofradía de Santa María de Cocentaina. La iniciativa partió del propio municipio, asimilándose implícitamente la devoción a la Virgen con el respeto hacia la señora. La cofradía se propuso ser más numerosa que multitudinaria, ya que se fijó un máximo de cien hombres y cien mujeres, lo que representaría menos de la tercera parte de la población cristiana de la baronía. En cierta manera se buscó la creación de un grupo de puros capaces de pautar la moral de todos, con normas de gobierno propias de un municipio valenciano. Los cofrades escogerían sus mayorales o regidores. Desde el espacio físico de la parroquia de Santa María se creó un espacio espiritual con pretensiones de mayor autenticidad.

Entre sus objetivos nunca entró el proselitismo religioso hacia musulmanes y hebreos, pese a fundarse en vísperas del gran estallido antijudío peninsular, pero sí difundir una serie de valores, que en cierto modo avanzaron los de la reforma católica de tiempos de los Reyes Católicos y de los Austrias: la idea de la purísima concepción de Santa María (tan querida en la corte de Juan I por influencia franciscana), alta valoración de la casta fidelidad de los matrimonios (digna de la perfecta casada de fray Luis de León), práctica frecuente de la oración y de la caridad, y asistencia ante el trance de la muerte. Fueron respuestas a una sociedad lacerada por la peste, la insolidaridad, la falta de respeto hacia muchas normas y los enfrentamientos familiares. Este deseo de superación caracterizó al llamado Siglo de Oro valenciano, que superó con mucho la prosa de Joanot Martorell o la lírica de Ausias March y Joan Roís de Corella, según nos muestra la inquieta Cocentaina de campesinos, artesanos y arrieros, de moros y cristianos.

VÍCTOR MANUEL
GALÁN TENDERO
Fotos: Alicante Vivo

 Fuentes documentales.

 * ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN.

- Real Cancillería, Rs. 541 (f. 16r), 1893 (ff. 199r-201v), 1896 (ff. 40r-50r), 1898 (f. 218r) y 2598 (ff. 13v-14v).
- Real Patrimonio. Mestre Racional, Rs. 2647, 2648 y 2649.

* ARCHIVO MUNICIPAL DE COCENTAINA.

- Llibres de la Cort del Justícia de 1347, 1380, 1397, 1402, 1405-06, 1409, 1415, 1416, 1418 y 1422.
             
Bibliografía.

- BÓSCOLO, Alberto, La reina Sibil.la de Fortià, Barcelona, 1971.
- CAVANILLES, Antonio José, Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia, Valencia, 2002. Edición facsímil en 2 vols.
- FULLANA, Luis, Historia de la villa y condado de Cocentaina, Alcoy, 1977.
- GALÁN TENDERO, Víctor Manuel, Los mudéjares de Cocentaina en el tránsito de los siglos XIV al XV. Memoria de licenciatura inédita. Universidad de Alicante, 1994.
- TINTÓ, Margarita, Cartas del baile general de Valencia, Joan Mercader, al rey Fernando de Antequera, Valencia, 1979.
                          

 
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