26 abril 2008

ALICANTE Y EL PRIMER SUBMARINO DE LA HISTORIA

El puerto de Alicante, en 1870. Diez años antes, tendría un aspecto similar este lugar, donde los alicantinos tuvieron el privilegio de ser testigos de excepción de un hito en la historia de la ingeniería y la navegación: la primera inmersión efectiva de un submarino, que hoy en día, descansa en el lecho marino de estas aguas.

Cosme García Sáez (Logroño, 1818) fue el primer español que inventó el submarino. Aunque muchos comiencen ahora a discutir sobre si esta afirmación puede ser cierta, conociendo las figuras de Isaac Peral y de Narciso Monturiol. Consideraremos que los primeros datos que existen sobre intentos de navegación submarina en el mundo proceden de crónicas de 1532, realizados en aguas del Tajo con una campana de buzo. Hasta 1776 no se encuentra un aparato que pueda llamarse propiamente submarino, y fue el "Tortuga" del norteamericano Bushnel para destruir barcosingleses durante la guerra de la independencia de Estados Unidos. Fulton ofreció en 1800 su "Nautilus" a Napoleón, pero lo rechazó. En 1831, el catalán Cervó falleció en el puerto de Barcelona al intentar sumergirse con su aparato. Y en 1859, Monturiol recibió ayuda oficial, pero su proyecto del "Ictíneo" se fue a pique por problemas técnicos y ruina del creador.
Gustave Zédé creó un aparato que Isaac Peral perfeccionó, y sus pruebas fueron satisfactorias, pero fueron fechadas entre 1889 y 1890. 30 años antes, en el puerto de Alicante, un submarino creado por Cosme García, efectuaba una prueba oficial ante testigos de su funcionamiento sin ningún tipo de percance, y a continuación, os contaremos su curiosa historia.

Cosme García Sáez.

Por tanto, podemos decir que el primer submarino efectivo, fue botado y probado oficialmente en aguas del Puerto de Alicante, el 4 de agosto de 1860.

Poco se sabe de Cosme García, pues la pista documental es muy escasa, y no fueron numerosos los documentos que se conservaron de la época, así como recortes de prensa. Pero al menos existen, e incluso un instituto logroñés, que lleva su nombre, constatan su existencia.
Este riojano, que vivió el convulso Siglo XIX español sin pena ni gloria, además de inventar el barco-pez, introdujo mejoras en correos, en imprentas, e inventó las carabinas con carga trasera. Fue todo un "Edison" a la española, en su versión reducida, pero esto no debe ser excusa para olvidar su gesta, y sobre todo, porque "salpica", y mucho, a Alicante.
Trabajó en Madrid, pero como allí no tenía suficientes medios, decidió trasladarse a Barcelona para montar su oficina. Allí fue donde vio por primera vez el mar, y donde su mente comenzó a soñar. De hecho, empleó todo el dinero que le aportó una máquina matasellos (45.000 duros) para invertirlo en la fabricación del ingenio: una máquina submarina con la que poder descender al fondo del mar, verlo y poder volver a subir.

Los planos originales del Garcibuzo.

Para la construcción de su primer prototipo acudió a la Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona y se hizo de hierro. Tenía, visto de lado, forma de tonel apuntado truncado hacia la proa y la popa y medía tres metros de eslora (largo), 1,5 de manga (ancho) y casi 1,6 de alto. Constaba de una compuerta de entrada y escotillas en la proa y la popa. La inmersión se producía por la inundación de cuatro depósitos situados, dos a cada lado de la parte central y más ancha del casco. Con bombas se achicaba el agua para tornar nuevamente a la superficie.
Tenía capacidad para albergar bien apretadas a dos personas, y constaba además de otras cuatro aberturas en el casco en las que se instalaba la propulsión del buque con cuatro remos articulados accionados desde el interior.
Estaba impulsado por un motor de resorte y un peso sumergidos, que, tras no pocas y laboriosas gestiones, fue probado en 1859 ante un pequeños grupo de personas en aguas del Puerto de Barcelona, y aunque se detectaron deficiencias y no hubo buenos resultados, el impulsor funcionó y el principal objetivo era comprobar en la práctica lo que ya estaba resuelto en la teoría. A pesar del fallo inicial, el inventor no se desanimó y patentó la máquina submarina el 16 de noviembre de 1859.

Vista lateral del prototipo. La patente del aparato-buzo se solicitó en España el 9 de Julio de 1959, y le fue concedida el 8 de Mayo de 1860. También lo patentó en el Instituto de la Propiedad Industrial de París el 25 de Abril de 1861.

El segundo prototipo, también construido por la Maquinista en Barcelona, fue probado en el puerto de Alicante (hasta donde se trasladó a bordo de un buque de carga), lo mismo que haría Monturiol, en 1861 con el Ictíneo I.
Las primeras pruebas se hicieron en el verano de 1859 participando en la inmersión sus hijos, pero las expediciones bélicas de O'Donnell que salían desde el puerto barcelonés, retrasaron las pruebas definitivas. De todos modos Cosme García patentó el "aparato-buzo" el 8 de mayo de 1860 en Madrid y el 25 de abril de 1861 en Francia.

Sus dimensiones fueron mayores: 5,75 metros de eslora, 2,25 de alto y 1,75 de ancho. El casco se realizó esta vez en chapa de hierro, y constaba de una entrada en la parte superior que se cerraba herméticamente desde el interior; en los costados aparecían dos remos para girar el barco; cerca de la proa otros dos remos para sostener el barco y hacer que descendiera o se elevara; en la popa una hélice para hacer navegar el barco; y en los lados y en otras partes del casco había distintas escotillas para ver el exterior del apasionante y desconocido fondo submarino.
Finalmente, en el interior del barco formando un segundo casco, se encontraban dos tanques que al llenarse y vaciarse mediante bombas de agua permitían la inmersión o la emersión del aparato.

Las pruebas definitivas, las exigidas por la ley de privilegios (patentes), se realizaron de nuevo en Alicante el 4 de agosto de 1860 y fueron certificadas notarialmente.


Alicante en 1858.

Trasladémonos por un instante a la dársena del puerto de Alicante, una ciudad que un año antes había comenzado a derribar sus murallas defensivas, y cuyo puerto comenzaba a adquirir importancia tras la llegada del Ferrocarril desde Madrid.
La convocatoria atrajo a curiosos y paseantes, seguramente anunciada días antes, como cuando se hacían demostraciones de globos aerostáticos u otras curiosidades. Arremolinados en el dique, fueron los privilegiados espectadores de un momento para la historia, pues sería la primera demostración pública registrada del funcionamiento exitoso de un submarino en el mundo, toda una proeza en la historia de la ingeniería y la navegación.
Y esto, sucedió en Alicante.

La gente probablemente se tuvo que acercar al muelle de Levante para poder ver el experimento.

Las pruebas se efectuaron ante notario y personalidades del momento, para darle más fiabilidad a la noticia y poder ser demostradas posteriormente. Asistieron a tal efecto, el Comandante de Marina, el Gobernador Militar y otras autoridades seleccionadas por el Gobierno de O´Donell (interesado en las posibles aplicaciones bélicas del invento), así como los Cónsules de Gran Bretaña, Suiza y Estados Unidos.

Fue todo un acontecimiento, según la interesante acta oficial, que describe el evento como testimonio de la gesta:

Los que suscriben, residentes en esta ciudad de Alicante, certificamos y aseguramos bajo nuestro honor y buena fe:
  • Que el día tres del corriente mes de Agosto de 1860, fuimos invitados por Don Cosme García, de profesión mecánico y residente en Madrid, para asistir al día siguiente cuatro, a las 7 de la mañana, a los experimentos y pruebas de un aparato buzo de su invención.
  • Que, en efecto, concurrimos en el día y hora mencionados con el indicado fin, al punto del mar designado por el Sr. Comandante de Marina de este distrito para ejecutar estos trabajos.
  • Que el sitio indicado es el de mayor fondo o profundidad reconocido en este puerto.
  • Que llegado a este punto, observamos el aparato "submarino" a flote y dispuesto a funcionar.
  • Que así que se completó el número considerable de personas asistentes a este acto, el inventor Sr. García se introdujo con uno de sus hijos en el aparato, y cerró herméticamente su entrada por medio de la tapa o puerta colocada en la parte superior de aquél.
  • Que isntantáneamente después, el "submarino" desapareció de la vista de todos los concurrentes, sumergiéndose con la mayor facilidad hasta el fondo del mar.
  • Que en este estado, con el inventor y su hijo dentro, permaneció sumergido por tiempo de cuarenta y dos o cuarenta y cinco minutos, sin tubo, cuerda, ni nada que le comunicase con la atmósfera.
  • Que durante este tiempo, el aparato se hizo visible varias veces entre dos aguas a voluntad del inventor, quien hizo estos movimientos, según dijo después, para dar a conocer a sus concurrentes que ninguna novedad le ocurría y evitar toda duda e inquietud por este motivo.
  • Que asimismo observaron que el aparato permaneció inmóvil entre las aguas, a voluntad del inventor que dirigía estas operaciones desde el interior.
  • Que después, el aparato se movió en todas direcciones, caminó y dio vueltas o giros completos, ejecutados por el inventor sin ningún auxilio ni agente exterior.
  • Que el aparato subió a la superficie del mar y, abierta la tapa desde el interior, aparecieron el inventor y su hijo tranquilos, sin muestras de fatiga o cansancio.
  • Que el inventor manifestó entonces que podían haber permanecido encerrados en él mucho más tiempo; pero que no lo habían hecho para evitar que los concurrentes experimentasen temor sobre su seguridad personal.
Y certificamos, por último, que todas estas operaciones se han ejecutado a nuestra vista, sin que el inventor haya necesitado aire, ni ningún otro auxilio exterior, esto es, incomunicado completamente con la atmósfera, suelto y libre el aparato, sin un cable siquiera que pudiera elevarlo del fondo dle mar a la superficie, caso de cualquier accidente. Y, a petición del inventor Don Cosme García Sáenz, y por ser así la verdad, firmamos este acta en Alicante a día 6 de Agosto de 1860:

El Comandante de Marina, José de la Paz.
El Brigadier gobernador, Buenaventura Carbó.
El Corononel Jefe del Estado Mayor de las Islas Baleares, Juan de Dios Sevilla.
El Presidente del Consejo Provincial, Joaquín Orduña.
El Administrador Provincial de la Hacienda Pública Manuel de Corbella.
El Ingeniero de Minas Sandín.
El Ingeniero Jefe de la Provincia, Agustín de Aroso y Baracíbar.
El Ingeniero Primero Eduardo O´Kelly.
El Ingeniero de Caminos, Antonio G. Molina.
El Juez de Primera Instancia, Antonio Alix.
El Cónsul General de Suecia y Noruega, Carlos A. Danlander.
El Administrador Principal de Correos, Remigio Motas.
El Cónsul de S.M. Británica, Benjamín Barrie.
El Cónsul de los Estados Unidos, Guillermo Leach Giró.
El director propietario del Periódico "El Comercio", Blas de Loma y Corradi.
El Marqués de Casa Pizarro.
El Capitán del Vapor "Marsella", R. Lagier y otros muchos espectadores.

El "acta" se conserva en el Archivo Histórico del Ministerio de Marina (Madrid).
El Comandante de Marina, ofició al Capitán General del Departamento de Cartagena, Don José Montojo y Albizu, el día 5 del mismo mes en los siguientes términos:


"A las siete y tres cuartos de la mañana del día de ayer se hizo en este puerto la prueba de un aparato submarino de la invención de Don Cosme García, vecino de Madrid, resultando de las operaciones hechas que dicha máquina que es de planchas de hierro, se sumergió con dos hombres dentro, permaneciendo bajo el agua veinte y seis minutos, que después ascendió a flor de agua, girando varias veces tanto en superfície como entre aguas con facilidad, dando con esto su inventor por concluidas las pruebas a las que asistí y que en su totalidad duraron hasta las ocho y media de la propia mañana, sin que las personas que se sumergieron, una de las cuales fue el indicado Sr. García, se notase alteración alguna en su salud."
El éxito de las pruebas y los aplausos, seguramente hicieron albergar a Cosme García la esperanza de poder subir a los altares de los grandes inventores.
Nos podemos imaginar los comentarios y los rumores de la gente conforme iban pasando los minutos y el submarino no asomaba, y allí, en el fondo del puerto, no se veía nada. Y también podemos imaginar la alegría tras emerger, abrir la escotilla, y saludar al público. Tuvo que ser memorable. Y lo extraño, es que nada de esto sea muy conocido...

Posteriormente, tras los ánimos que recibió del éxito en Alicante, Cosme construyó un aparato todo de cobre (el Garcibuzo) y lo trasladó a Madrid para presentárselo a Isabel II.
En la capital ya había expuesto su primer modelo en la calle para que lo pudiesen observar los miembros del gobierno, los diputados y las más altas jerarquías oficiales, pero la oportunidad de contar con el beneplácito de la reina era la mejor que se le podía presentar.
Fue llamado al palacio por el ayudante de campo de S.M. el Rey, con una tarjeta de invitación que decía: "...que el lunes 7 de abril, a las 2 de al tarde, puede ir al Palacio con el barco pez".
Junto a la tarjeta aparece un papel en el que se indica el santo y seña para tan señalada ocasión: "Juan, José, Jaén, Justicia". La contraseña especial sería "Juicio".La visita no fue la soñada por el inventor. Isabel II admiró el pequeño barco pez y lo llenó de elogios, pero al final soltó la noticia: el Gobierno no podía comprar ni financiar el proyecto, por los cuantiosos gastos ocasionados por la guerra de las colonias de África. Indignado, Cosme garcía viajó a París, donde pensaba que su obra podía ser más considerada que en su propio país. Estaba en lo cierto. Napoleón II y sus técnicos examinaron el Garcibuzo y las armas que el inventor consideraba complementarias.
El emperador le invitó a trasladarse al arsenal de Tolón para construir uno. El contrato era sustancioso: 14 millones de francos de la época. Pero su patriotismo no le permitió aceptar tan cuantioso ofrecimiento. Él creía que el submarino podía ser un arma muy valiosa para la defensa de su país...

En las aguas de este puerto, o en sus proximidades, tuvo que hundirse el "barco pez", el primer submarino efectivo de la historia, donde hoy todavía descansa...

Y finalmente, el destino del prodigioso invento, fue quedarse anclado en el Puerto de Alicante. Pocos años después, una notifiación portuaria le informó que el aparato molestaba al tráfico marino. Su hijo, Enrique García, fue el encargado de mandarlo al fondo del mar, donde aún permanece.De hecho, los historiadores no conocen más detalles técnicos porque desapareció sin dejar apenas constancia de sus características, en pleno desánimo por la poca repercusión que tuvo el ingenio.

El resto de sus inventos, tampoco corrieron mucha suerte. Construyó un nuevo modelo de rifle para la infantería que tuvo muchísimo éxito (podían tirar hasta 3.071 disparos sin limpiarse). Se construyeron 500 modelos de carabinas de carga tasera para dos batallones de cazadores, que se trasladaron a Madrid, pero en 1868 estalló la revolución de La Gloriosa y fueron robadas por los revolucionarios, desapareciendo para siempre.

En 1874, Cosme García murió, pobre y desilusionado por una vida dedicada a entregar su creatividad a su país, que nunca le dio reconocimiento alguno. Su familia quedó sumida en la pobreza (uno de sus hijos se vio obligado a pedir permiso al alcalde de Madrid para mendigar por las calles).

Esquela de Cosme García Sáenz, citando como prueba irrefrutable de la veracidad de su gesta, el acta notarial realizada en Alicante.

Esta es su esquela de defunción: "D. Cosme García y Sáenz Inventor del primer barco para la navegación submarina por los años del (18)59 y (18)60. Privilegio o patente fecha 16 de noviembre de 1859, según consta en acta notarial fecha 6 de agosto de 1860 en Alicante. Nació en Logroño el 27 de septiembre de 1819 (es 1818) y murió el 23 de junio de 1874 en Madrid".

La Guerra con Cuba de 1898 sirvió de nueva oportunidad para que su hijo Enrique, volviera a ofrecer los planos del barco pez al Gobierno, pero tras escuchar sus explicaciones, la comisión técnica desestimó su ofrecimiento y dictaminó (en un penoso ejercicio de sus funciones) que sólo en algún caso excepcional el submarino podría considerarse como un arma de guerra (Cosme García había previsto que fuera el arma del futuro, adelantándose 80 años a la Segunda Guerra Mundial y un siglo a la Guerra Fría, conflictos bélicos donde el submarino fue una de las armas clave).

La gesta que logró el "Pinche" (como así le conocían en Logroño) apenas fue contada por los periódicos. Entonces se dedicaban planas enteras a las pesadas discusiones políticas, amenizaban el papel con algún folletín y alguna receta para hacer tinta, y no se ocupaban tres días seguidos de un suceso, por importante que fuese. Lo del submarino se olvidó, los logroñeses dejaron de pensar en el "pez" y en el "Pinche", y sólo algún amigo particular volvió a saber de él.

Hubo que esperar hasta 1917 para que un consejo de ministros agradeciese la labor de Cosme García. El premio fue otorgar a uno de los primeros submarinos de la Armada española su nombre (paradójicamente, España, pionera históricamente en la navegación submarina, tuvo que adquirir sus primeras unidades a Estados Unidos).
En la actualidad, la Comunidad riojana intenta sacar del olvido a tan ilustre paisano. En los noventa se formó un Comité para este motivo, entre cuyos proyectos figuró convocar una beca para el estudio y obra de Cosme García, y la formidable idea de sacar de las aguas del mediterráneo el barco-pez.

Fuentes:
- Artículo publicado en El País, el 31 de Julio de 1994: "Perdido en la Historia", de Inés García-Albi. Ofrecido a Alicante Vivo por Elías Gomis.
- I.E.S. Cosme García
- Riojanos ilustres
- Cosme García Sáenz, inventor.

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