23 febrero 2008

LA METAMORFOSIS DEL CABO DE LA HUERTA

Las huertas que poblaron las proximidades del Cabo que cerraba la bahía de Alicante a Levante le dieron el nombre a ese accidente geográfico que se metía dentro del Mediterráneo para que las olas modelaran sus rocas en forma de calas de difícil accesibilidad, en las que las aves y las especies marinas encontraron un santuario.

Coronado por una torre vigía (Alcodre) que posteriormente se transformaría en el faro, permaneció impasible a la evolución de la ciudad hasta bien entrado el Siglo XX.

Hasta entonces, la antropización más potente que el ser humano había hecho del paisaje se había dado en la Albufereta, donde las casitas y barracas de pescadores se asentaron al borde de la playa, y hacia su interior aparecían desde el Siglo XVI las Torres de la Huerta para proteger a los dueños de las fincas agrícolas de los ataques corsarios.

La Playa de San Juan, desde el faro, en los años 30
La Playa de San Juan, desde el faro, en la acutalidad. Fotografía de Panoramio.

Más allá de aquello, en lo que hoy conocemos por Playa de San Juan, existía la nada, o quizá, visto desde otro modo: la absoluta naturaleza. Un paisaje similar al que hoy podemos encontrar viajando por los Arenales, Santa Pola, La Mata y Torrevieja. Un sistema dunar, cañaverales... y una playa desértica kilométrica que se perdía en el horizonte bajo los grandes picos de la provincia.

Sin embargo, llegó el desarrollo y la modernidad puso sus ojos en este lugar.

Primero llegaron los chalets de los más pudientes, que se ubicaron en lo alto del cabo para poder atisbar toda la bahía, y la ciudad de Alicante desde la lejanía. Preciosas puestas de sol, silencio, brisa marina, gaviotas... era un paraíso.

Luego llegarían los planes de urbanización, y en apenas veinte años, entre los años cincuenta y los setenta, el paisaje mutó totalmente. La naturaleza quedó acotada a un reducto que por su difícil construcción junto a los acantilados, se decidió no urbanizar, y pese a protegerse, hoy nuestro Ayuntamiento sigue dando vergonzosas licencias de construcción a escasos metros de la orilla con tal de vender hasta el alma de la ciudad a cambio de dinero.

Esta es la historia de cómo el Cabo de la Huerta se convirtió en lo que hoy conocemos.

Comprobemos, para ello, gracias a una maravillosa fotografía de Jaime Pomares, que nos ha aportado una visión hasta ahora desconocida de este paraje, cómo el litoral cambió en exactamente 60 años. Precisamente fue él quien luchó por evitar que sobre la Albufereta se cometiera un crimen urbanístico y patrimonial urbanizando el cauce y lecho de la antigua laguna.

El cabo de la Huerta, fotografiado desde los Balnearios del Postiguet, en el año 1948.

El Cabo de la Huerta, fotografiado desde casi el mismo punto y encuadrada con la misma posición. 
La imagen está tomada desde el paseo junto al Hotel Meliá en el Postiguet, en 2007.

El Cabo, en 1943. Fuente: Juan Luis Román del Cerro. Alicante: 1880-1980
El Cabo, en la actualidad. Fotografía de Panoramio.

En un ejercicio de imaginación, Ángel Valero nos invitó a soñar con la vista inversa, desde el Cabo a la ciudad, soñando con que no hubiera edificios en el litoral.

La lástima de todo esto es que no hemos aprendido nada, y para muestra, este documental sobre el Cabo de la Huerta:

Parte I


Parte II


Y en este último vídeo podemos ver una hermosa secuencia de las rocas con las que el Cabo de la Huerta se introduce en el Mediterráneo. Un lugar recomendado para visitar:

 
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