29 abril 2008

1898: EL AÑO DEL DESASTRE

Fue un punto de inflexión en la historia de España, tanto en lo que respectaba a las posiciones militares y estratégicas en el mundo, como en el aspecto socio político interior.
La pérdida de las últimas grandes colonias en Asia y América, fue en gran medida, uno de los primeros detonadores de los convulsos cambios que sucederían en los años venideros en el país.
Este año, cumplen 110 años de aquello, y hoy no daremos una lección de historia sobre la pérdida de Cuba, Filipinas, Puerto Rico... sino que nos centraremos en cómo vivió aquella situación la provincia de Alicante, y la reflexión que suscitó en la sociedad de aquel tiempo, cuya máxima expresión fue la generación del 98, en la que está el monovero universal: Azorín.

Embarque de tropas entre 1887 y 1888 para la Guerra de Cuba en el Puerto de Alicante.

En la provincia se vivieron grandes transformaciones impulsadas por la burguesía local de la Restauración, en un esfuerzo colectivo sin precedentes, que supusieron nuevos servicios básicos para los ciudadanos, como abastecimientos de aguas, electrificación del alumbrado público, nuevos sistemas y redes de transporte, la modernización industrial y de infraestructuras...

Una inundación en Orihuela en el mes de Enero abre este paseo por la memoria de aquel 1898. La capital de la Vega Baja había sufrido un gran desbordamiento del Segura en 1895.
El 11 de Febrero llegaba a Alcoy el ingeniero Próspero Lafarga para preparar el rectificado de la carretera Alcoy-Callosa de Ensarriá, un proyecto que sería presentado en la ciudad del Serpis a don José Canalejas, el líder de los políticos liberales que fue en el período de la Restauración diputado a Cortes por circunscripción. Alcoy veía en esos años la desaparición de viejos molinos papeleros, como los de Payá y Taquio, que eran sustituidos por modernas fábricas de máquinas continuas.

Dénia utilizaba las obras de sus nuevas instalaciones portuarias en el fondeadero natural, una vieja aspiración de la comarca, mientras seguían esperando en Las Marinas la culminación del proyecto de ferrocarril de Alicante a Gandía proyectado en 1894 por Juan Bautista Lafora.

El Puerto de Alicante, con su ferviente actividad, en 1897.

La provincia tenía unas relaciones comerciales escasas con las colonias ultramarinas, y el pueblo, "que agasajaba a los soldados, se oponía a la guerra" (Vicente Ramos, "Historia de la provincia de Alicante de su capital"). Por eso su contribución fue más económica que humana. La Cámara de Comercio de Alicante consiguió a finales de 1896 cinco millones de pesetas en la suscripción de unas obligaciones que eran fiscalmente ventajosas para los comerciantes que acudieron a la misma, entrelos qu estuvieron Serafín Romeu, Román Bono Guarner, Luis Penalva, el Barón de Mayals, Guillermo Campos Carreras, y apellidos tan conocidos como Esquembre, Guardiola, Guillén, Prytz, Soto, Ravello, Samper, Guixot y Carratalá, por citar algunos de ellos.
Cuando Estados Unidos entra en la Guerra de Cuba, se gesta una nueva suscripción desd ela Cámara, pero tan sólo se recogen 8.455 pesetas aportadas por Campos Carreras, Guillén López, Leach Giró, Hugo Pritz, Román Bono y los hermanos Romeu (Javier Vidal Olivares. "Comerciantes y políticos. Alicante 1875-1900").

La intervención norteamericana fue conocida coincidiendo con lal celebración en Alcoy de las fiestas de Sant Jordi, a quien se apeló para que ayudara a las tropas españolas en el Caribe. Desde Orihuela, el obispo Maura dijo que "Una nación de ayer, sin precedentes, sin historia ni abolengo, en cuyo improvisado escudo no campean otros timbres que los del vil metal y la fuerza bruta, faltando a todas las leyes de la dignidad y el decoro y contra toda justicia y razón, ha declarado la guerra a la noble y valerosa España" ("El Eco del Segura", Orihuela 27 de Abril de 1898, recogido en la obra citada de V. Ramos).

En el Gobierno Civil de Alicante se celebró el 20 de abril una asamblea multitudinaria para allegar recursos, y en Elche, donde existía un potente núcleo federalista -el pensamiento al que se había adscrito Azorín en septiembre de 1897 afirmando que su programa personal era "ni moral, ni propiedad, ni ley"- se celebró una manifestación contra los yanquis el 22 de Abril.

Pero ese periodo finisecular es también el de grandes transformaciones urbanas, como la sustitución del gas por la electricidad en el alumbrado público, el desarrollo de los tranvías como transporte colectivo, o el nuevo urbanismo inspirado en las ideas de los ensanches acometidos por Madrid y Barcelona (de los que son buen ejemplo el Plan de la ciudad de Alicante y el Barrio de Benalúa).

Los comerciantes, ligados en su mayoría a la actividad portuaria, nutren en ese período las filas de las formaciones liberales y republicanas (los Maisonnave, Rafael Terol y Leopoldo Laussat). Mientras, en las filas conservadoras estaban las familias ligadas a la propiedad agraria, encabezadas por José de Rojas y Galiano, Marqués del Bosch. Los comerciantes en las filas conservadoras (los Amérigo o los Campos) eran más liberales en lo político que sus compañeros de origen terrateniente.

El turnismo que caracteriza políticamente toda la Restauración se refleja tanto en cada una de las elecciones a Cortes -días antes anunciaban los periódicos sin error cuál sería el resultado en cada una de las circunscripciones de la provincia- como en la vida municipal. Es más, en muchas de las empresas colectivas más ambiciosas, como son la participación en sociedades ferroviarias, proyectos urbanísticos o los abastecimientos de aguas, participan conjuntamente los más acaudalados de las formaciones canovista y sagastista, así como algún republicano.

En 1898, bajo la alcaldía del doctor José Gadea Pro -el liberal que se turnó varias veces en la alcaldía de Alicante con los conservadores Barón de Finestrat y Barón de Petrés- se decide construir el nuevo cementerio en San Blas, la cárcel, el cuartel y la construcción del Mercado Central en la Plaza de Balmes, así como el traslado a la benaluense plaza de los pinos del mercado existente en la Plaza Nueva.

La llegada de las Aguas de Sax, en la Plaza de Gabriel Miró en 1898. Un éxito del empeño de la burguesía alicantina de la época.

Pero sin duda, el hecho más relevante fue la salida el 4 de agosto en Sax de las aguas que abastecerían la ciudad de Alicante a partir del 15 de Octubre de aquel 1898, tras la constitución unos meses antes de la actual Sociedad de Aguas de Alicante. Guardiola Picó dice en "Reformas en Alicante para el Siglo XX", que este es el acontecimiento "más grandioso, el más culminante desde los árabes... la página más brillante de nuestra historia".

También en este año, cabe mencionar que se crea el Colegio de Médicos de Alicante, y que hubo una gran protesta popular en Alicante y Elche por las patatas.

En definitiva, fue un año de cambio y transición, en el que la sociedad tuvo que aceptar su nueva situación, y mirar al nuevo siglo que venía, y que tantos y tantos cambios traería...

Extraído de un artículo de José María Perea publicado en el Diario Información el 10 de Enero de 1998.

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